San Francisco.-Libre de cargos, a Barry Bonds no le preocupa lo que otros piensen de él sobre su carrera o sus logros. “Nada me ofende.
No guardo rencores. Sé lo que le aporté al juego y me enorgullezco de eso”. No le cabe la menor duda: es un jugador digno del Salón de la Fama.
“Ni me preocupo en justificarlo. No hace falta. Se sobreentiende”, declaró Bonds el jueves por la noche en el AT&T Park.
El máximo jonronero de la historia, de 51 años, admitió que sintió un gran alivio cuando los fiscales decidieron el mes pasado no seguir adelante con un proceso por obstrucción de la justicia por dar una respuesta imprecisa cuando se le preguntó sobre unas inyecciones en el marco de una investigación de una década sobre su uso de esteroides.
“No estaría diciendo la verdad si dijese que no me saqué un peso de encima”, señaló en una entrevista con la Associated Press, la primera que ofrece desde que el gobierno desestimó el caso. “Nunca he sido de hablar mucho. Eso no es lo mío.
No tengo tiempo para pelearme con la gente. No me interesa. Si la gente dice cosas negativas, es su opinión”, manifestó.
Bonds está consciente de que tal vez nunca lo incorporen al Salón de la Fama. Pero eso asegura no le quita el sueño.