Todo el mundo ha escuchado hablar acerca de los blanqueamientos dentales, muchas personas acuden a este tratamiento básicamente por razones estéticas.
Los blanqueamientos convencionales blanquean la línea de la sonrisa completa. Sin embargo, existen pacientes que tienen solo un diente oscurecido.
El blanqueamiento de un único diente se realiza en aquellos casos en donde el cambio de color es muy notorio e indeseado por el paciente. Dicho cambio puede ocurrir debido a restos de materiales dentales durante un tratamiento de canal (iatrogénico), luego de algún trauma, necrosis pulpar, hemorragia pulpar, entre otras razones.
El blanqueamiento interno es un procedimiento económico pero confiable, de todos modos no se puede negar que en manos inexpertas podría tener consecuencias irreparables sobre el diente en cuestión.
Este blanqueamiento también es llamado «blanqueamiento de dientes no vitales», ya que para realizarse se necesita previamente concluir una endodoncia o tratamiento de canal.
De manera resumida consiste en primero realizar el tratamiento de canal, luego accesar a la cámara pulpar, colocar un material que proteja el área cervical o el cuello de dicha pieza para así evitar consecuencias irreparables, tales como la aparición de reabsorciones y se corra el riesgo de perder la pieza dental.
En algunos casos se puede combinar el blanqueamiento interno con el blanqueamiento convencional, logrando un mayor efecto blanqueador.
Con respecto al éxito, este variará en todos los pacientes, de acuerdo al tipo de diagnóstico, el tiempo que tuvo la pieza pigmentada, entre otras razones; pero en sentido general existen numerosos casos en donde se alcanza unificar el color del diente afectado con el diente vecino.
Dios le bendiga abundantemente.
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