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Bienvenido 2016

Las ironías de la vida nos confunden cada día con las tragicomedias de la sociedad.

“Metodológicamente hablando, nos dice Edwin Ruiz, sobre “…el esquema virtual de censura inquisidora sobre los datos económicos”. Somos los habitantes virtuales de la “Utopía” de Tomás Moro, donde nos vemos retratados con rostros esperanzados contando las estadísticas, también virtuales, de los economistas del PLD respaldadas por algunos organismos internacionales, en las cuales todo en este país es digno de una felicidad pletórica.

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Superamos todos los medidores económicos de un progreso que sólo cabe en las mentes de los representantes de esa quimérica vivencia existencial.

Por añadidura, surge TemístoclesMontás, como emisario de innumerables augurios de bonanza: ahora anuncia que el Presupuesto Nacional no alcanzaría para el urgente aumento salarial de las fuerzas policiales, cuyos representantes con estómagos vacíos y hogares invivibles, deben defendernos de todos los males que nos aquejan, además de proteger la frontera inexistente!

Y qué decir de la “creciente clase media”, que ni siquiera recibe asistencia adecuada en los hospitales de Estado, construidos bajo protestas de enormes escándalos de estafa “impune”’?

Ese mismo Presupuesto, más arriba mencionado, alcanza y quizá sobre con miles de millones, para costear el clientelismo de los miles de aspirantes a cargos políticos (aun de tránsfugas) , que a costa de nuestro dinero y de la crasa ignorancia de gran parte del pueblo, sólo sirve para financiar esos mugrosos propósitos de desgobernabilidad. El despliegue mediático recurrente y además empalagoso de algunos de ellos, es muestra de esta incontenible apetencia de fortuna delincuente y desmerecida.

Sin olvidar el tema haitiano, cuyos gobernantes siguen con sus acostumbradas confusiones expresadas en el diálogo bilateral, que engañan no sólo a Danilo Medina, sino al país, con inútiles conversaciones cuyos resultados se miden claramente en las declaraciones del “seductor” canciller haitiano, Lener Renauld, quien con increíble descaro, osa admitir que “…en la medida enque se trate de los intereses de Haïtí, no podemos predecir lo que (el Presidente haitiano) va a hacer”.

Muy a pesar de estas circunstancias desconcertantes, las potencias extranjeras que desde mucho tiempo atrás sangran al país vecino, son los verdaderos explotadores, aunque grandes defensores de tantos continuos engaños. Y me atrevo a afirmar que por más que gastemos nuestras fuerzas y buenos deseos en ayudarlos, los haitianos (al menos que el destino invierta suidiosincrasia irracional),

jamás serán dignos de nuestra confianza, como tampoco la de ellos mismos entre sí.

Y mientras tanto, nuestro pueblo sigue imperturbable en su felicidad ingenua, posponiendo para luego del largo feriado navideño, su mirada indiferente ante los despilfarros y próximas anunciadas alzas descaradas de impuestos que en otros tiempos fueron causa de escarnio popular.

Y qué decir de las tan esperadas sentencias judiciales para todo aquel que se arriesgara a cometer el más mínimo acto de inmoralidad.

Qué este Nuevo Año 2016, bienvenido sea con las esperanzas del cese de tantos acontecimientos funestos para el mundo, y que este granito de arena, con la belleza y alegría de su gente que lo caracteriza, siga brillando en medio del Mar Caribe y del Océano Atlántico.
¡Que viva nuestra República Dominicana!

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