WASHINGTON.– El presidente estadounidense Joe Biden tiene una nueva oportunidad el jueves para intentar demostrar al público estadounidense que es capaz de ocupar el cargo otros cuatro años después de que su sorprendente fracaso en el debate presidencial pusiera en duda el futuro de su presidencia.
Pero Biden no es conocido como un maestro del gran momento retórico y sus recientes esfuerzos de limpieza han resultado insuficientes.
Biden, de 81 años, cerrará la cumbre de la OTAN en Washington —un acontecimiento destinado a mostrar su liderazgo en la escena mundial— con una inusual conferencia de prensa en solitario. Su resistencia y eficacia están bajo la lupa como nunca antes y se esfuerza por calmar el pánico del Partido Demócrata sobre sus posibilidades en noviembre.
En muchos aspectos, desde el crecimiento del empleo y leyes importantes hasta la ampliación de la alianza transatlántica, Biden puede presumir de éxitos durante su mandato.
Pero donde a veces ha fallado —de manera espectacular, en el caso del debate— es en una parte definitoria de la presidencia que no figura en la descripción oficial del cargo: ofrecer una oratoria inspiradora que suscite la atención y el respeto de la nación.
Biden ha intentado mejorar su actuación desde el debate, pero su entrevista de seguimiento en ABC la semana pasada fue decepcionante.
Nada de lo que ha intentado parece detener la hemorragia, con más legisladores pidiendo que se retire ante la preocupación de que pueda devolver la Casa Blanca al ex presidente republicano Donald Trump.
Los estadounidenses tienden a considerar a sus líderes menos por lo que hacen que por lo que les hacen sentir, y el desastre del debate de Biden ha sacudido a su partido hasta la médula.
“El debate fue un recordatorio de que puedes tener tantas políticas como quieras, pero lo que el público ve y oye puede importar más”, dijo Julian Zelizer, historiador presidencial de la Universidad de Princeton.