Santo Domingo.-Atleta consagrada, madre abnegada, hija agradecida, compañera solidaria: Bethania de la Cruz.
La capitana de la selección nacional de voleibol tiene una interesante hoja de vida que incluye haber jugado en estado de embarazo hasta los cuatro meses.
“Los primeros dos meses no sabía que estaba embarazada, no lo andaba buscando, pero cuando me lo confirmaron debido a mi buen estado de salud y los compromisos que tenía con el voleibol recibí la autorización para jugar del doctor Milcíades Albert, quien era el ginecólogo de la selección. Había dos torneos importantes y por eso decidí seguir jugando”, relata De la Cruz
Una criatura especial
“Fer Isaías, quien nació el 11 de abril del año 2010, es mi mayor trofeo, es mi vida, el mejor regalo de Dios. Jugué embarazada de él, nació bajo una circunstancia especial y así de especial es para mi”, dice la atleta.
Aunque sus primeros cuatro meses de vida Fer Isaías estuvo saltando junto a su madre en escenarios universales, integrado íntimamente a su vientre, todavía no se contagia con el deporte, “disfruta los colores de la pelota, pero no muestra fiebre”.
Expone que que en su familia no había tradición deportiva, “uno de mis ocho hermanos, Eduardo, jugó pelota”.
Bethania relata que cuando está fuera del país sufre la ausencia de su hijo, y por eso llama por teléfono por lo menos dos veces al día. “Me tranquilizo cuando hablo con él y porque sé que está bien protegido por mi madre y mi hermana, confío ciegamente en ellas”.
Otros Juegos Olímpicos
“Quiero estar otra vez en unos Juegos Olímpicos (Río de Janeiro 2016) y después quiero tener otro hijo”, afirma la capitana de la selección nacional, quien ha asumido ese rol con entereza. De la Cruz culminó satisfactoriamente el bachillerato y dice que “no descarto volver a estudiar, me gusta la Sicología».
Su origen
Una de las mejores atacantes del voleibol mundial, De la Cruz nació el 13 de mayo de 1987 en el sector Los Ramírez, Santo Domingo. De familia humilde, su padre murió cuando ella tenía un año y su madre Fidelina de Peña se fajó para dar una buena educación respaldada por un nuevo compañero,
Su llegada al voleibol
Llegó al Proyecto de Selecciones Nacionales Femeninas de la Federación Dominicana de Voleibol a los 15 años, de las manos de su amiga Jenny Martínez y su primo Rafael Acosta y dice que pasó la evaluación porque tenía la proyección de alcanzar buena estatura. Mide seis pies una pulgada.
Relató que una visita a la casa de Milagros Cabral le motivó para seguir adelante, y fue entonces cuando decidió hacer carrera como una forma de ayudar a su familia a salir de la pobreza. Su participación como refuerzo en Europa, Asia, Puerto Rico y en la selección le ha permitido acumular recursos para adquirir un apartamento, comprar un vehículo, remodelar la casa de su madre (en contra de su voluntad) y ayudar a sus hermanos.
“El voleibol me lo ha dado todo”, afirma De la Cruz, quien durante los XIV Juegos Panamericanos Santo Domingo 2003, cuando el equipo dominicano logró la medalla de oro ante Cuba, se desempeñó como bolera, una de las chicas que recoge las pelotas durante el juego.
A nivel internacional, su más reciente triunfo fue el premio de Jugadora Más Valiosa en la Liga de Corea donde guió al equipo GS Caltex a la corona marcando 55 puntos en el juego decisivo.
En los dos partidos previos anotó 50 y 54, demostrando su sello de guerrera en la cancha, además de bondadosa fuera, atleta consagrada, madre abnegada, hija agradecida, amiga solidaria.