En la pequeña comunidad de Trelleck, en Gales (1872), el 18 de mayo nació el filosofo Bertrand Russell, premio Nobel de Literatura, gran matemático y pensador político.
Fue Lord, por orden del rey Jorge VI y uno de los principales escritores políticos occidentales del siglo XX. Su primera obra, con la que obtuvo reconocimiento universal, fue “Principia Mathematica” (1910-13), considerada una pieza maestra.
Es también autor de obras filosóficas, tales como: “Los problemas de la filosofía” (1912), “Introducción a la filosofía matemática” (1919), “Historia de la filosofía occidental” (1945), “Investigación social sobre el significado y la verdad” (1952), “El impacto de la ciencia en la sociedad” (1961), “Crímenes de guerra de Vietnam” (1967) y su “Autobiografía” (3 vols., 1968-1970), año de su muerte, en Penrhydeudraeth, Inglaterra.
Los frutos del intelecto de Russell en el ámbito de la vida moderna e industrial, y en la política, son extraordinarios. Su “Introducción a la filosofía matemática” (1919) de hecho la escribió en la cárcel; criticó el socialismo y mostró su desacuerdo con los bolchevistas rusos, sus ataques a la religión y su obra “Lo que creo”, le valieron la expulsión del hoy City College de New York.
Enseñó magistralmente en Pekín, en EUA, donde la Corte Suprema le prohibió dar clases, por sus defensa de la libertad sexual, y otros asuntos.
La concesión del premio Nobel en 1950, donde fue calificado un ‘Campeón de la humanidad y de la liberad del pensamiento’ permitió el conocimiento a las nuevas generaciones.
“¿Qué deseos importantes son políticamente importantes?”, fue su conferencia de aceptación del galardón del premio Nobel, una suerte de manifiesto para la discusión política y la teoría política del tiempo presente.
Lo evoco hoy, al ver mi país perdido en la vorágine de la mala política., que es aquella a la que los hombres van a buscar dinero. Y lo evoco, porque sin darnos cuenta nos hemos descuidado en el desarrollo técnico de la nación, y hemos convertido la democracia en el peor de los clientelismos.
Nuestra sociedad ya no es estable; la respuesta es que ya no tiene una base científica fundamentada en los valores en los que creyó Bertrand Russell. Debemos prepararnos para lo peor, es decir, que nuestro futuro puede ser sólo sufrimiento y cataclismo.