Santo Domingo.- Con 20 años dedicados al voluntariado hospitalario, Bernarda Peña Durán ha sido un pilar de apoyo para innumerables pacientes. Su labor no solo abarca el acompañamiento emocional, sino también la gestión de necesidades básicas y el acceso a medicinas, siempre con un enfoque de calidad y calidez humana.
“Comencé porque me gustaba ayudar a las personas. Siempre me llamaban para acompañarlos al médico, y ahí sentí la necesidad de hacer más”, explica Bernarda, quien encontró en el servicio a los demás una misión de vida.
Cuando era joven, tomó la decisión de dejar su trabajo para cuidar de sus hijos. Con el tiempo, y una vez que ellos crecieron y dejaron el hogar, decidió dedicar su vida a Dios.
«Mi esposo decía que me dedicara a la iglesia cuando estuviera vieja, pero yo le respondí: ‘Lo haré ahora, en mi juventud, no esperaré a estar vieja'».
Bernarda, finalista del Premio Mujeres que Cambian el Mundo otorgado por el Banco BHD, confiesa que el voluntariado es un acto de amor puro.
“No recibimos ningún beneficio económico; lo hacemos por el deseo de dar lo mejor de nosotros mismos”, señala.
Su labor se enfoca en garantizar que los pacientes reciban atención digna y respetuosa.
Trabaja con médicos nacionales y extranjeros, identificando a personas en situación de vulnerabilidad para que accedan a atención médica de calidad y en el tiempo adecuado.
Uno de los aspectos más destacados de su trabajo es el apoyo espiritual que brinda a los pacientes.
Lea también: Mujeres que cambian el mundo reciben premio
“Acompañamos a los enfermos en su recuperación, tanto física como emocional. Esto les da dignidad y les hace sentir que no están solos”, explica.
Bernarda también es fundadora de la Fundación Arquidiocesana Santiago Apóstol (FASA), desde donde gestiona fondos y alianzas para proyectos sociales de la Arquidiócesis de Santiago. Además, ideó el Desayuno Empresarial «Manuel Arsenio Ureña», un evento anual que promueve la colaboración entre el empresariado y el arzobispado.
Ha colaborado en la construcción y remodelación del Centro Bellarmino de Santiago y ocupado roles honoríficos en distintas organizaciones sociales, destacándose por su capacidad para movilizar recursos en favor de comunidades vulnerables.
“Es importante que quien necesita recuperar su salud lo haga desde adentro, porque el proceso de sanación no solo es físico, sino también espiritual y emocional”, concluye.
Bernarda Peña Durán es un ejemplo de cómo el compromiso y la entrega pueden cambiar vidas, dejando una huella imborrable en quienes más lo necesitan.