Renaldo Bodden
El pasado 8 de julio, día de su aniversario 67, llamé a Mickey Mena por triple motivación: felicitarlo, darle ánimo y solicitarle un “béisboldato” de la pelota dominicana, una vez más. Por raro que luciera el dato, si Mickey lo dijo ¡créalo!
Me dijo “estoy mejor, esta noche voy a trabajar -y lo hizo junto a su hijo José Antonio- y mañana me interno”.
El “beisboldato” quedó pendiente porque estaba sujeto a una cita que nunca llegó. La próxima vez que lo vi ya era tarde. Impactante fue cuando Esperancita Peguero, prima común, me dio la información, ambos nos fuimos en llantos.
Ayer despedimos en grande a un ciudadano repleto de virtudes, profesional consagrado, respetuoso de sus seguidores, puntual, no rehuía a los extrainnings, estadígrafo dedicado, compartía los datos de su “mascota” a cambio de nada.
Esposo ejemplar de Digna Peguero Bodden, padre abnegado de Laura, José Antonio, Isabelita y Ricardito. Digna es mi prima doble, conocí a Mickey en la intimidad familiar, tanto así que fui el “paje” de su boda (1968). ¡Eche números!
