La Liga Dominicana de Béisbol Profesional debe amarrar la montura en un lugar bastante seguro para arrancar el próximo torneo, anunciado para comenzar el 15 de noviembre, en vez del 30 de octubre, como estaba previsto.
Cuando digo que hay que atar el animal donde sea más seguro, me refiero a los grandes retos que debe solucionar para poner en operación un espectáculo, normalmente, presenciado por miles de aficionados.
Sería interesante que Vitelio Mejía, presidente de la Liga informe sobre todos los protocolos sanitarios que se aplicarán durante el desarrollo del campeonato.
Por ejemplo, si los peloteros jugarán con mascarillas, si será sin la presencia de fanáticos, y de no ser así, cuál y cómo aplicarían el distanciamiento físico, conociendo de entrada la indisciplina que tradicionalmente impera en nuestros estadios, donde además se comercializan bebidas alcohólicas al por mayor.
Todo lo que se pretende ejecutar debe estar supervisado con una lupa por las autoridades de Salud Pública, porque no se puede permitir bajo ningún concepto que se pierda una vida valiosa por un contagio del Covid-19 en uno de nuestros estadios, eso no puede permitirse.
La realización del campeonato será una decisión en que debe primar, ante todo, la sabiduría, la prudencia, la sensatez y la madurez.
La Liga de Béisbol es una entidad bastante experimentada y sabe que no es hora de inventos, de ningun tipo, en tiempos de pandemia.