Venecia Joaquín
Visité un basurero en Suiza, ¡cuánto orden y limpieza! Llamamos basura a cualquier residuo inservible, al material no deseado, del que se tiene intención de deshacer. Cuando estos desechos se acumulan, contaminan el ambiente, provocando infecciones y enfermedades. En mi país, se depositan en determinados lugares, donde a veces son recogidos y llevados a vertederos, a fin de evitar problemas sanitarios.
En Suiza, lo que llamamos basura, lo consideran materia prima. Recuperan los desechos para darles vida útil. Lo reciclan, es decir lo procesan y transforman en nuevo material. La población está obligada a clasificar sus desechos en bolsas etiquetadas, que luego depositan en determinados contenedores. Quienes no lo hacen, pagan multas. Suiza tiene lo que llaman “policías de la basura”, quienes buscan cualquier documento que les ayude a dar con el paradero del dueño de deshechos no clasificados.
Está entre las naciones más avanzadas en recuperación de deshechos y en cuidado del medioambiente. Su éxito no está en las multas, sino en la educación de los ciudadanos. Saben que si manejan adecuadamente los remanentes, la vida es más sana, hay más producción y la nación será hermosa. En ese sentido, la educación comienza desde niño. Cada hogar tiene un armario para poner las bolsas de deshechos, debidamente identificadas: papeles, cartones, vidrios por colores, comestibles, etc., y los niños aprenden a usarlas.
Visité uno de sus “basureros”. Quedé fascinada. Parece un centro comercial nítido. No se observan desechos por ningún lado. Está limpio, ordenado, con olor agradable. Me encantó. Los ciudadanos llevan las bolsas con los desechos en el baúl de su vehículo y es conmovedora la delicadeza con que las sacan y colocan en el contenedor correspondiente. Luego, los reciclan. ¡Magnifica materia prima para las industrias!
Dentro del llamado basurero, tienen un área especial para desechos como muebles, sillas, armarios, adornos ,etc.; un departamento de reparaciones donde los ponen como nuevo y un espacio bien decorado, donde venden estos artículos resarcidos, a módico precio. Los fondos los destinan para obras sociales, aunque suelen no vender los objetos, sino enviarlos a naciones muy pobres.
Cabe señalar que solo una vez a la semana un camión recoge los desechos en los hogares. Son los provenientes del jardín, ramas, yerbas, etc. y de las comidas. Los utilizan para abono, biogas, electricidad… En Suiza, toda la “basura” de una u otra forma es reciclada y vuelve a los hogares.
Indiscutiblemente, en esa nación, los desechos envuelven una filosofía de vida. Son fuentes de aprendizaje, con múltiples lecciones u objetivos. Su delicado tratamiento persigue agua, tierra y aire sin contaminación, utilizar los desechos como materia prima para la producción, tener un país limpio y bello, pero sobre todo, una población sana.
