Gerard Piqué, del Barcelona, se lamenta tras la goleada de 8-2 sufrida ante el Bayern Múnich, en los cuartos de final de la Liga de Campeones, el viernes 14 de agosto de 2020, en Lisboa (Rafael Marchante/Pool via AP)
LISBOA.— El análisis “post mortem” por parte de Gerard Piqué fue tan brutal como la humillación sufrida minutos antes por el Barcelona ante el Bayern Múnich.
“Un partido horrible, una sensación nefasta”, sentenció el defensa emblemático del Barcelona. “Vergüenza es la palabra. No se puede competir así, no se puede ir así por Europa. No es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez, es muy duro. Espero que sirva de algo, el club necesita cambios”.
El marcador fue lapidario, un 8-2.
¿Otra cifra reveladora?, 74. Ése es el número de años que habían transcurrido desde la última vez que el Barça había recibido tantos goles en un encuentro.
«Creo que ahora sí que hemos tocado fondo. Todos tenemos que mirar para dentro y reflexionar y decidir qué es lo mejor para el club”, comentó el abatido Piqué en la entrevista sobre la cancha con la televisión, tras la goleada que apeó del torneo en los cuartos de final a un equipo que se ha coronado cinco veces en Europa.
En las capitulaciones de las dos campañas previas, ante la Roma y el Liverpool, el Barcelona dilapidó la ventaja que había conseguido en la ida. En este torneo modificado por el coronavirus, el equipo no tuvo oportunidad alguna en un duelo único de eliminación directa.
Ni siquiera Lionel Messi pudo salvar al cuadro español al final de una campaña enturbiada.
La noche en Lisboa fue espeluznante para el Barcelona. Para colmo de sus vergüenzas, fue Philippe Coutinho quien propinó los últimos y demoledores golpes.
Los monarcas alemanes navegaban ya tranquilos en la semifinal con una ventaja de 5-2 cuando enviaron a la cancha al brasileño, a fin de que disputara los últimos 15 minutos.
Coutinho encontró tiempo suficiente para prodigar una asistencia —colocando el balón en la cabeza de un desmarcado Robert Lewandowski— antes de conseguir su propio doblete contra un arquero a quien conoce bien.
Nominalmente, Marc-André ter Stegen es todavía el compañero de Coutinho. El volante ofensivo de 160 millones de euros sigue siendo un jugador del Barcelona. Fue cedido a préstamo al Bayern para esta campaña después de pasar penurias en el club catalán, donde aterrizó en 2018, procedente del Liverpool, como supuesto heredero de Andrés Iniesta.
Jamás tuvo la oportunidad de jugar bajo las órdenes de Quique Setién, contratado en enero como reemplazo del destituido Ernesto Valverde.
Ahora, parece imposible que Setién dirija al equipo en una campaña completa. No después de que el Barcelona finalizó la temporada sin trofeo alguno, algo que no le ocurría desde 2008, justo antes de que Pep Guardiola se hiciera cargo e inaugurara una era de dominio.
El esplendor parece haber dado paso a la decadencia. El Barcelona no ha ganado la Liga de Campeones desde 2005, al término de una campaña en la que acaparó cinco trofeos bajo la gestión de Luis Enrique.
“Si tiene que venir sangre nueva y cambiar esta dinámica, soy el primero en irme”, afirmó Piqué.
Setién sabía que el dictamen del defensa encontraría eco en la dirigencia del club.
“Yo llevo ocho meses aquí y cuando Piqué hace una reflexión de éstas seguramente algo tendrá de cierto, no lo sé», dijo el entrenador. «Ahora mismo hay una frustración enorme y solamente queda sacar conclusiones y tomar las decisiones que haya que tomar pensando en el futuro. El Barça es un club tan grande que esto le hace mucho daño y algo habrá que cambiar”.
Ese cambio casi seguramente incluirá al propio Setién, según él mismo reconoció.
“La credibilidad de un entrenador disminuye con una derrota de este calibre”, indicó.
El presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu secundó de inmediato la severa evaluación de Piqué y avizoró cambios.
«Tiene razón Piqué. A partir de ahora tendremos que tomar decisiones, alguna ya la teníamos pensada y habrá otras”, advirtió. “No voy a decir ahora las decisiones, se dirán en los próximos días. Es un día para reflexionar, a partir de mañana intentaremos levantar los ánimos. Prefiero hoy no hablar de decisiones”.
Los jugadores han aceptado su responsabilidad al final de una campaña que terminaron en el segundo puesto de La Liga, detrás del Real Madrid, y en la que fueron eliminados de la Copa del Rey en los cuartos de final.
El único consuelo para el Barça es que el Madrid no puede abultar su cosecha récord de 13 títulos de monarca europeo. Por primera vez desde 2007, ni el Barcelona ni los merengues llegaron a las semifinales.