Lo que logró el domingo 26 de febrero la selección absoluta de baloncesto masculino fue algo extraordinario. No fue el mero hecho de clasificarse a la Copa del Mundo de este 2023, sino a costa de qué rival, dónde y cómo.
Lo consiguió derrotando a un país de estirpe, subcampeona reinante y cuarto en el ranking del mundo, como es Argentina. Y cerró de modo espectacular en tierras argentinas, con presencia en cancha de figuras de primer nivel de su selección.
La victoria por 75-79 del cuadro de República Dominicana en Mar del Plata solo no deja a Argentina fuera del Mundial a disputarse en agosto-septiembre en Filipinas, Indonesia y Japón, sino que le corta una racha de ocho citas corridas al torneo del orbe. Tal da una idea de la enorme gesta lograda por los criollos.
Cuando el 10 de noviembre último la merenguera superó 80-69 en nuestro Palacio de Deportes Virgilio Travieso a los albicelestes, en la quinta ventana del clasificatorio Fibaaméricas, estuvimos contestes con quienes alegaron que derrotaron a los sudamericanos sin estelares como Facundo Campazzo, el más citado.
Para la sexta y última ventana, en busca de no dejar dudas sobre su estirpe y asegurar la clasificación, Argentina se agenció lo mejor disponible de sus chicos en Europa.
Así, juntó a Gabriel Deck, alero de 1,98 del Real Madrid; Nicolás Laprovittola, base de 1,93 del Barcelona; y Nicolás Brissino, alero de 2,04 del Gran Canaria, los tres juegan en la mejor liga de España, la ACB.
También Campazzo, base de 1,78, experiencia con Real Madrid (2014-2020) y la NBA entre Denver y Dallas (2020-22), ahora con Estrella Roja de Belgrado, Serbia); Patricio Garino, alero de 1,98 del Girona, Liga Endesa de España; Marcos Delía, pivot de 2,11, que juega en Lituania; y Juan Vaulet, alero de 1,98, del Manresa, Liga Endesa.
A un equipo con tales jugadores, con ansias de demostrar la categoría mundialista de su nación, fue al que el conjunto dominicano domó, bajo la batuta sabia de Néstor –Che- García.
Y tuvo que apelar a lo épico, a base de corazón y garra, desplegando un gran baloncesto a partir de un déficit de 17 puntos a falta de unos 12 minutos. Ganó el último cuarto con un monumental 25-11 y obtuvo así el billete al Mundial por tercera vez seguida, un logro para Rafael Uribe al frente de la Fedombal.
Jean Montero, a sus 19 años, está mostrando que es una gran realidad para la selección nacional. El liderazgo de Víctor Liz, la potencia de Ángel Luis Delgado y Eloy Vargas; el juego de Andrés Féliz, de Rigoberto Mendoza y demás. Y qué bueno que a Gerardo Suero le dieron confianza.
Sin disipar los humos del triunfo y con la promesa de Chris Duarte de enrolarse para el Mundial, llegan los envites a los restantes NBA con sangre criolla, Al Horford y Karl Anthony Towns, urgiendo a que se sumen.
Que no quepa duda, que el triunfo en Mar del Plata fue épico, uno de los más sonoros del deporte dominicano de conjunto, que perdurará con el tiempo. Como dijo Patricio Garino en medio del llanto: “Perdernos esta oportunidad nos va a marcar para toda la vida”.
Igual, a los chicos criollos el triunfo los marcará para toda la vida, por su entrega de corazón matizado con gran baloncesto. Una satisfacción que dieron al país y a su técnico, el argentino García, quien fue echado de la selección de su país. Ahora, juntos pueden decir a coro algo propio del béisbol invernal: “le dimos aquí y le dimos allá”.