
Descorchen la champaña, pero dejen una botella en el refrigerador.
Finalmente, después de un tramo de derrotas difíciles y días largos llenos de escenarios complicados para asegurar el pase, los Azulejos han asegurado oficialmente su boleto a la postemporada. Lista ya esa celebración, ahora falta la otra.
La verdadera fiesta llegará cuando los Azulejos aseguren el título de la División Este de la Liga Americana por primera vez desde el 2015. Tras el triunfo de 8-5 del domingo sobre los Reales, tienen una ventaja de 2.0 juegos sobre los Yankees (además del desempate).
Sin embargo, cada gota de esta champaña ha sido merecida por uno de los equipos más sorprendentes en la historia de los Azulejos.
Luego de una temporada terrible en la que dejaron récord de 74-88 hace un año, el resurgimiento de los Azulejos ha sido asombroso. Incluso en las proyecciones más optimistas, se les consideraba un equipo a mitad de tabla en el 2025. Quizás serían buenos, quizás malos, pero de seguro no serían excelentes. Esta campaña, sin embargo, no han dejado de sorprender, y cuando los Azulejos destaparon las botellas en el clubhouse visitante del Kauffman Stadium, tenían el mejor récord de la Liga Americana con 90-66.
Hay algo de magia en este equipo, algo que es difícil de explicar e imposible de capturar con una estadística. Es la combinación perfecta de jugadores, desde novatos hasta veteranos y futuros miembros del Salón de la Fama. Es el mismo lenguaje que se habla desde la parte baja del roster hasta el cuerpo técnico y la gerencia. Es una hermandad de jugadores y coaches que se fortalecen apoyan mutuamente para empujar en la dirección correcta. Este es el tipo de temporada con la que toda organización sueña en el Spring Training, pero que rara vez logra.
Con ello debería venir un descanso para avanzar directo a la Serie Divisional de la Liga Americana, una ronda que los Azulejos no han visto desde aquellas notables carreras de 2015 y 2016, impulsadas por los dominicanos José Bautista y Edwin Encarnación, además de Josh Donaldson y un roster con tanta actitud como talento. La Serie del Comodín ha sido poco amable con Toronto desde entonces, pues han perdido 0-2 las últimas tres veces, cada una más dolorosa que la anterior.
Esta es la oportunidad por la que se ha estado construyendo este club. El dominicano Vladimir Guerrero Jr. y Bo Bichette no han ganado un juego de postemporada juntos, y si la rodilla izquierda de Bichette coopera, tendrán lo que podría ser su última oportunidad después de casi una década como amigos y compañeros de equipo. George Springer, traído por su experiencia en playoffs, aún necesita su momento. Kevin Gausman y Shane Bieber, que vinieron para ganar juegos importantes, necesitan su oportunidad en ese escenario.
Todavía queda una celebración por vivir esta temporada —una aún más significativa—, pero los Azulejos también quieren descorchar champaña en octubre.