El miércoles preguntó un gran titular “¿por qué mueren tantos bebés en los hospitales?” y sin conocer la respuesta se me ocurrió que una razón debe ser la enorme cantidad de haitianas que vienen a parir aquí, sin recibir atención médica durante su embarazo.
Una métrica de calidad de vida o indicador de nivel de desarrollo de los dominicanos queda pues afectada por la pavorosa realidad del territorio aledaño: un estado fallido donde la salud pública es inexistente.
Esa situación degrada la idea del nivel de desarrollo nuestro pero también ilustra cómo afecta las más insospechadas áreas de nuestra sociedad el que seamos paulatina e incesantemente invadidos por los desesperados vecinos del oeste.
Es verdad que su trabajo, legal o no, contribuye a nuestra economía; pero falta “netear” los efectos de cargar con esa inmigración tan insidiosa. ¿Realmente suman?
¿O restan? ¿Ayudan a que avancemos o retrasan nuestro progreso? Hay argumentos y argucias para cada lado, pero urge seriamente determinarlo. En base a ello, y no histérico nacionalismo, habrá que actuar.
