Es vergonzoso, no sólo en el sentido de vergüenza ajena sino también por orgullo patriótico, la escena de ópera bufa protagonizada esta semana por el Indotel y Claro, encarnación azteca de la Codetel añorada en sus versiones Verizon y GTE.
Tras un apabullante despliegue publicitario, propio de su posición dominante en las telecomunicaciones, Claro anunció el inicio del servicio 4.5G, lo cual según Indotel no corresponde a ninguna norma reconocida por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), sino que más bien es un truco comercial con fines mercadológicos.
La asombrosa -por inesperada e inusual- confesión del regulador de las telecomunicaciones sugirió que Indotel ¡por fin! asumiría su rol como autoridad, en defensa de millones de dominicanos víctimas de la continua degradación del servicio, al punto de que raras veces se completan las llamadas del primer intento, con Internet intermitente y despacito.
Pero la alegría dura poco en casa del pobre. Al ratico reculó Indotel, sabrán Dios o Tlazolteotl bajo cuáles presiones o motivos… ¿No conviene, política y económicamente, defender al consumidor?