Un aspecto extrajudicial tampoco político del caso Odebrecht es conmovedor: el drama familiar de los imputados. Sus explicaciones jamás bastarán para que esposas, padres, hijos, hermanos, amigos y vecinos, o los apenas conocidos y los extraños, les tengan en igual concepto o consideración a partir del suceso.
Algunos quizás, maleados por esta sociedad donde el éxito frecuentemente se mide sólo con dinero, pensarán que –tal algunos condenados por ilícitos anteriores— “pagarán” con cárcel el fruto de sus audacias financieras o maromas contables o descuidos éticos.
Y dadas nuestras mansa anarquía y dulce amnesia, que una vez pase todo regresarán a los mismos clubes, restaurantes, iglesias o trabajos, con la cara dura y la excusa de que “así es la política”… Pero no. Esto no puede seguir como si de verdad “na es na” porque “to es to”…
Hay un poderoso mensaje para nuestros hijos, cual sea su condición socio-económica, acerca de la moral social y las consecuencias de optar por apostar a la impunidad. Es hora de pelarse ese lucrativo billete.