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Avanzar para atrás

Claudio Caamaño Vélez Por Claudio Caamaño Vélez
Avanzar para atrás
Claudio Caamaño Vélez

Mi querida madre siempre me corregía cuando se me salía decir: “Subir para arriba”. Me decía: “Mi hijo, no se puede subir para abajo”. La recuerdo cada vez que escucho a alguien incurrir en ese pleonasmo.

Pero, lo que sí se puede es “avanzar para atrás”. Aunque parezca una contradicción, ocurre muy a menudo.

Una vez nos pasó que veníamos de Villa Altagracia e íbamos para nuestra casa en Baní, tomamos la carretera que sale a San Cristóbal por dentro, y al llegar a la autopista 6 de Noviembre, mi padre, en lugar de doblar a la derecha, tomó izquierda. Fuimos “avanzando” hasta llegar al peaje y darnos cuenta de que estábamos “avanzando para atrás”.

Así les pasa también a los países. Pueden pensar que avanzan y tal vez están retrocediendo.
Es, por ejemplo, lo que ocurre con nuestra educación pública.

Creemos que estamos avanzando, en el sentido de que nunca se había invertido tanto, no habíamos tenido tantas escuelas, aulas tan bien equipadas, ni profesores tan bien pagados. Pero, sin embargo, la calidad va en peor.

Hoy nuestros estudiantes, a pesar de la tanda extendida, reciben una educación menos integral. Se han ido sacando materias como la cívica y la formación humana.

A nuestros jóvenes no se les enseña a ser ciudadanos y seres humanos. No les dan valores cívicos (como el patriotismo, el respeto a las leyes y la defensa de los derechos), tampoco se les dan valores morales (como el respeto, la cortesía, la solidaridad y la compasión).

Que bueno que se está invirtiendo el 4 % del PIB en educación. Los países desarrollados invierten aún más. Pero lo importante no es lo que se invierte, sino el resultado que se saca… Y ahí tenemos un serio fallo.

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