Santo Domingo.-Su extraordinaria admiración por su padre, al que definió como un jurista extraordinario, entregado y honesto, motivó a Aura Celeste Fernández a estudiar Derecho.
Desde niña siempre supo que iba a ser abogada y nunca le pasó por la cabeza estudiar otra carrera, porque su misión era convertirse en una persona auténticamente igual a su progenitor, Abel Fernández Simó (Abelito).
“No hay un ser en esta vida, primero Dios, que yo haya admirado tanto como a mi padre, quien murió en 1980. Tengo 36 años que no lo veo, pero está permanentemente en mis recuerdos”, confiesa entre nostalgia y ternura la exdirectora de la Escuela Nacional del Ministerio Público (2005).
Fernández también fundó la Escuela Nacional de Formación Electoral y del Estado Civil (2008-2010).
Carrera por herencia
La reconocida jurista nació y creció en San Francisco de Macorís, en una familia de abogados, músicos, escritores y artistas.
Su casa siempre estuvo pintada de verde, tenía piso de madera y un patio con muchos árboles frutales. Pero esas cualidades no son lo único que recuerda de aquel lugar.
Su abuelo paterno, Juan Antonio Fernández (Guanán), tenía una oficina de Notario Público a un lado de la casa, autoridad que más tarde adquirió su padre Abelito.
La ex Juez Titular de la Junta Central Electoral (JCE) y coordinadora del Comisionado de Apoyo a la Reforma y Modernización de la Justicia, (1997-2000), dice que su progenitor aprendió de su abuelo y se convirtió en un abogado excesivamente honesto, prudente y pulcro. Muy diferente al ejercicio profesional que se practica en la actualidad, según considera.
“No hay circunstancias de la vida en que yo no piense cómo lo haría papi”, expresó Fernández, quien más adelante heredó el protocolo de notario de sus antecesores.
Música, canto y cuento
A diferencia de la generalidad de los abogados, que exhiben un carácter enérgico e intimidante a la hora de defender sus planteamientos, la abogada Fernández transmite serenidad, alegría y paz.
Puede que su carácter se haya formado en la “feliz niñez” que ella describe y cuyos recuerdos le han servido para llenar el vacío dejado por sus adultos hijos.
Fernández narra que su abuelo Guanán, además de notario, era músico y fundó la Filarmónica Verni, considerado el primer grupo de música clásica del país.
Los demás integrantes de su familia también tocaban distintos instrumentos y su abuela escribía poesía.
De hecho, sus hermanas: Estela, Iliana Beatriz y ella formaron un trío donde tocaban el piano, la mandolina y la guitarra (respectivamente), y cantaban a tres voces.
El amor entre libros
En 1975, Aura Celeste Fernández se trasladó a la provincia de Santiago a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.
Un año más tarde conoció allí a su compañero de estudio Guillermo Moreno, con el que luego se casó y procreó sus hijos.
La también profesora universitaria de Derecho confiesa que el exfiscal del Distrito Nacional y presidente del Partido Alianza País se convirtió en un amigo cercano con quien compartía su pasión por la literatura.
Él (Moreno) tenía dos años enamorado de ella, pero no se lo confesaba por temor a perder su amistad.
“Yo me di cuenta que él estaba enamorado de mí porque comenzó a trabajar y gastó su primer sueldo completo en mi regalo de cumpleaños”, recuerda ella con una amplia sonrisa.
El regalo incluyó el libro “La guerra y la paz”, del escritor ruso León Tolstói, un cuadro y un Long play (disco) de Joan Manuel Serrat.
“Con ese regalo no había duda de que él estaba perdidamente enamorado de mi”, enfatizó.
Así se forjó su historia de amor por la vida, la lectura, el derecho y la política.
Ahora Fernández aspira a convertirse en senadora del Distrito Nacional por el partido de su esposo.