Wilfredo Mora
“Mis sueños son sencillos”, de Aura Celeste Fernández Rodríguez, es un libro mágico que sorprende al público, que se esperaba una descarga intelectual sobre la realidad política en apuro, que ya no puede agrandarse más.
Es el libro que reúne todas las facetas de ella misma, desde sus inicios como líder comunitaria, jueza, político, ecologista, autora, y, en esta etapa actual, bioeticista.
Los 83 artículos que contentan el libro fueron escritos entre 2011 y 2022, de manera que nos ayudan a entender los diferentes intereses de una Aura Celeste, combativa, decidida, tal y como ha sido a lo largo de su vida; y, por lo tanto, abarcan esos elevados sus intereses, los tópicos verbales, las verdades trilladas, omnipresentes, de la lucha que viene librando hasta ahora.
Un esclarecedor prólogo de Fausto Adames, agradecido de haber recibidos sus “sueños”, a través de los artículos, sustentados en sus luchas que se cuentan como “un recuento de momentos de pasión, de alegría, de dolor, de tormento, indignación, de tristeza”; un grito singular de quien “recoge fielmente sus vivencias, triunfos y derrotas, en una sociedad que requiere del esfuerzo y el ánimo, ciudadanos”. Y sustentados –por qué no–, en los versos sencillos de José Martí.
La doctora Aura Fernández también sueña de manera sencilla, pero con firmeza, desde el Consejo Nacional de Bioética en Salud (Conabios), donde ejerce de presidenta desde el 2004. Allí se “sueña” y se “piensa” un mundo diferente, un mundo en el que se combina el conocimiento biológico con un conocimiento de los sistemas de los valores humanos. Nuestra patrocinada tiene mucho de esto último.
La mayoría de los relatos breves contenidos en su libro, escritos inicialmente en el diario digital Acento, recogen una amplia selección de temas, de modo directo o lejano, que entronizan los criterios que habitualmente se utilizan para definir las distintas áreas de la bioética: enseñanza, inicio de la vida, final de la vida, ética clínica, recursos y humanización de la atención en salud, comités de ética, investigación, genética, aspectos de derecho sanitario, y algunas cuestiones más concretas, como ecología y la pobreza.
Estos ensayos breves se leen como un diálogo, en el que la narradora está evocando un valor moral y social, y a veces está denunciando una causa injusta; en general, tantos temas en un libro atestiguan de lo mucho que ha crecido intelectualmente a lo largo de estos últimos años; y de no haberlos escritos, sin duda lo estaría practicando al frente de una institución pública (como ahora en Conabios).
Recordemos su peculiar estilo de trabajo como coordinadora en la Comisión Reforma y Modernización de la Justicia (CARMJ), en 1997, y fundadora y directora de la Escuela de Formación Electoral y del Registro Civil (EFEC), en 2009.
Esta es la Aura Celeste Fernández que conocemos. En sus libros pasados, y en los que nos desparramará en el futuro, su universo onírico y cognitivo es y será como un edificio cuyos cimientos se construyen alrededor de la defensa de los desfavorecidos, y de los intereses de la sociedad, tal como lo ha aprendido en su larga y fecunda formación democrática. ¡Enhorabuena!
