La falta de uno de los padres en el desarrollo educativo influye en las conductas adoptadas en las escuelas. Archivo NIÑOS - VIOLENCIA - AGRESION - GRABACION
SANTO DOMINGO.-Yamile Carolina Guzmán es una madre de 24 años de edad a quien la vida ha golpeado muy fuerte, al tener que criar a sus tres hijos sola, debido a que el abandono de su marido la obliga a trabajar largas jornadas para sostener su hogar, quedándose sin tiempo para educar a sus descendientes.
La joven soltera afirma que criar a sus niños de 8 y 4 años, y un recién nacido de dos días, no ha sido una tarea fácil, ya que debe trabajar 12 horas todos los días en dos bancas de apuestas.
Ella sale de su casa los lunes a las 7:00 de la mañana y deja a sus pequeños en la casa de su tía Juliana, quien se queda con ellos hasta los sábados, porque se le hace “imposible” ir a buscarlos a altas horas de la noche para regresarlos al otro día.
Solo puede estar con ellos los fines de semana, tiempo que no es suficientes para instruirlos en valores como ella desearía.
Hogares disfuncionales
La situación de la joven, residente en el Barrio María Auxiliadora, del Distrito Nacional, es similar a la que viven 1.2 millones de mujeres que son jefas de familia, lo cual equivale al 38% de los hogares dominicanos, según explica el IX Censo de Población y Vivienda 2010- República Dominicana.
Esta es una de las principales causas por las que muchos niños están presentando deficiencia de educación hogareña en las escuelas, lo cual se refleja en la alta tasa de violencia que se registra en los centros educativos del país, según explicó la picóloga escolar Cades Silvestre.
“Como los padres ya no están en la casa, ya no les dan a los niños el afecto que antes les daban. Ya no tienen tiempo de jugar con ellos, sino que sustituyen el amor por objetos, como un iPhone o una laptop, dejando de lado el tiempo que necesitan para comunicarse y corregir sus errores”, indicó la especialista del liceo vespertino Francisca Rogers del municipio de Boca Chica.
Añade que cuando no hay una figura paterna en el hogar existe menos seguimiento al control de los estudios, ya que cuando la madre soltera llega a la casa, después de trabajar, está cansada y muchas veces no puede revisar las tareas.
Silvestre argumentó que hay muchos estudiantes que salen para la escuela pero se quedan en el camino y nunca llegan, pero la madre o el padre no se dan cuenta por estar fuera.
“Así es que muchos llegan al uso de las drogas, al embarazo en la adolescencia y los conflictos entre compañeros”, apuntó.
La ausencia paterna en los hogares impide que los niños tengan una adecuada vigilancia del contenido de los programas y juegos electrónicos que utilizan, muchos de los cuales son violentos.
La exposición de los menores a esos contenidos los van desensibilizando, haciendo que para ellos se “vea normal” cualquier tipo de violencia, que muchas veces ellos mismos llegan a ejercer, según añadió a ELDÍA la especialista en Terapia de Niños y Adolescentes Lía Biaggi.
Asociación de padres
Esa deficiente formación hogareña es confirmada por la Asociación de Padres, Madres, Tutores y Amigos del liceo Don Pedro Mir, la cual enfatizó que las malas conductas que estos reflejan en las escuelas provienen de sus residencias.
“Muchos son hijos de madres solteras que salen a trabajar y los dejan solos o con un familiar que no les aplica la debida disciplina”, dijo Miguelina Hernández, presidenta de la organización.
Alegó que tratan de contener los hechos violentos en las escuelas con capacitación a través de charlas y talleres, pero la falta de seguimiento en los hogares impide que estos apliquen lo aprendido.
Estadísticas
—1— Escuelas
República Dominicana ocupa el tercer puesto en Latinoamérica en agresiones físicas y psicológicas.
—2— Situación
El ‘bullying’ es un fenómeno que afecta a los estudiantes del 31% de los centros educativos.
—3— Nivel
Los gritos e insultos ocupan la mayor cifra de violencia escolar en el país, con un 24%.
La educación no está condicionada a soltería
Sociedad El sociólogo Carlos Medina afirma que la buena educación de los hijos no está condicionada a que la madre sea soltera o con pareja, ya que a su entender educar implica una amalgama de factores sociales y económicos un poco más allá de las buenas intenciones de una mujer sola con sus hijos o no.
Afirma que el progenitor socializa a sus hijos en función de su temperamento, su visión de la vida y su formación académica. “No hay una norma respecto a eso. Me imagino que una buena matriz produce buenos seres humanos”, manifestó.
Explicó que el tema es diferente en sectores más bajos, cuando los padres no tienen suficientes recursos económicos, concluyó.