Un cazatalentos de una universidad estadounidense me comentó recientemente, con gran pesar, que es lamentable la cantidad de becas estudiantiles que no pueden lograr los atletas dominicanos, con habilidades excepcionales, pero con índices escolares bajos, debido a la desorganización y el desinterés de las autoridades por desarrollar deporte escolar en el país.
Muchos fuimos los que pensamos que con el surgimiento de la tanda extendida en las escuelas, las autoridades del Comité Olímpico Dominicano (COD) y sus federaciones iban aprovecharse para fomentar el deporte escolar.
Recuerdo que en principio algunos federados se movilizaron, pero todo se quedó en “mucha espuma y poca sustancia”, como la mayoría de cosas en este país.
No quiera usted pasar por la inauguración de unos juegos escolares, que aquí se hacen por hacerse, y que Luisín Mejía, presidente del COD, tenga un micrófono en las manos, porque es casi seguro que con un discurso larguísimo y bien adornado, sorprenderá al que lo escucha y de inmediato pensará que se refiere a otro país, donde realmente se desarrolla el deporte escolar.
El reclutador me dijo que las universidades estadounidenses tienen amplios programas de becas educativas para atletas extranjeros, varias con los gastos cubiertos en vivienda, transporte y comida, para las disciplinas de lucha olímpica, tenis de mesa, baloncesto, voleibol, béisbol y artes marciales, entre otras.
Las mayores exigencias, además de sus habilidades físicas, son el conocimiento del idioma inglés y el grado escolar, algo que si se trabaja en las escuelas desde temprana edad se logra.
El problema mayor es que el sistema dominante en el deporte dominicano está desfasado, porque se basa en dádivas a dirigentes por votos, que asegura que no haya rotación dirigencial.
Organizar un proyecto para desarrollarlo en las escuelas conlleva de muchas horas de trabajo, y eso es lo que los dirigentes no tienen.