Asilo con grandes necesidades

Asilo con grandes necesidades

Asilo con   grandes necesidades

Santo Domingo.-En el asilo San Francisco de Asís sobra el amor para los ancianos, pero falta de todo para su cuidado.

Los encargados del centro hacen todo lo que está a su alcance, y de hecho, los envejecientes lucen muy bien atendidos, sin embargo, el Estado se ha olvidado de su deber con esa parte tan vulnerable de la población.

Las necesidades del hogar van desde un simple pampers hasta los costosos medicamentos que muchos de los envejecientes necesitan para su salud.

El Gobierno apenas le da una subvención de 265 mil pesos mensuales, mientras los gastos del asilo rondan el millón de pesos, y la nómina 300 mil.

Abandonados

En el San Francisco de Asís hay 270 ancianos, a los que hay que ofrecerles todo, pues la mayoría han sido abandonados por sus familiares, que no aportan nada para mantenerlos.

Pese a que la atención es buena, el escenario allí es triste, ya que muchos de esos adultos mayores han sido tirados “como animalitos” en la puerta de ese asilo, algunos en medio de fuertes lluvias.

Claritza Rodríguez, encargada del Trabajo Social del asilo, narra cómo hace algunos años un hijo llevó a su madre y la dejó, bajo un fuerte aguacero, en la entrada del hogar, y ni siquiera tocó para avisar.

Se necesitan más asilos

Gracias a la caridad de muchas instituciones y de personas independientes que cada día llevan alimentos, medicamentos y ropa la situación es mejor en el centro de ancianos.

“En el país se necesitan muchos asilos, no puede ser que nosotros tengamos casi 300 ancianos y a diario nos traigan 20 que no podemos recibir porque no tenemos espacio suficiente y hacen falta muchísimas cosas”, dice la hermana sor María Romero, quien lleva 25 años laborando en el San Francisco de Asís.

Romero pide al Gobierno que construya más infraestructuras para alojar a los ancianos que andan deambulando por las calles, porque a su entender la situación es muy penosa.

Amor a los ancianos

Pidió a las familias querer más a sus padres, pues dice que la sociedad está tan desunida que ya “a los padres no les importan sus hijos ni a los hijos les importan sus padres”.



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