Así no se puede seguir

Admitir los fallos de cualquier naturaleza está dado para los que entienden que de la corrección de los errores se logra el éxito.

Sin embargo, no son muchos los que aplican esa filosofía, en el entendido de que admitirlo es dar demostraciones de deficiencias y debilidades.

La actuación dominicana en los Panamericanos de Toronto debe ser el comienzo para que todos los que accionan en el deporte de primer nivel analicen las causas por las que se obtuvo una posición inferior a la proyectada.

Aquí todos quieren ser protagonistas, y echar la culpa a otros por los tropezones es la mejor forma de irresponsabilidad, y como los dominicanos son muy dados a “olvidar”, muy pronto todo se queda en el olvido.

Quienes piensan así tienen toda la razón del mundo, ya que un acontecimiento de mayor o menor importancia saca a otro de circulación, y como por arte de magia se esfuman como copos de humo.

Mientras se quiera aplicar la metodología de un “pellizquito y mándate a juir”, se hará imposible la solución o mejoría de los problemas fundamentales.

Que se sienten de una vez y por todas los responsables y se llegue a una conclusión de cuáles son los requerimientos fundamentales y prioritarios del deporte dominicano. Que no se le siga dando largas y que el chisme por lo bajo no sea el pan de cada día.