Así es la carrera científica contrarreloj para detener el avance del zika en América Latina

Así es la carrera científica contrarreloj para detener el avance del zika en América Latina

Así es la carrera científica contrarreloj para detener el avance del zika en América Latina

Desde que Ana Bispo vio entrar el zika en su vida, sus días se volvieron una carrera que no acaba.

«Ha sido un estrés; no paro desde la hora en que me levanto hasta que voy a dormir», relata.

Como una de las principales investigadoras en Brasil dedicadas al misterioso virus que avanza por América Latina, Bispo tiene la agenda llena de reuniones con autoridades, científicos, periodistas.

Y en su laboratorio del Instituto Oswaldo Cruz, en Río de Janeiro, ha hecho algunos hallazgos sobre el zika, que se transmite por la picadura de mosquitos y empezó a detectarse en el país hace unos meses.

Por ejemplo, la viróloga fue la primera investigadora en identificar la presencia del virus en el líquido amniótico de mujeres embarazadas.

Esto contribuyó a sustentar la tesis de que el zika está ligado a casi 4.000 casos sospechosos de microcefalia que han aparecido en Brasil, con bebés nacidos con daño cerebral y cabezas menores que lo normal.

Contra reloj

Bispo, sin embargo, advierte que en la batalla contra este virus todavía hay varias incógnitas para responder.

«Partimos de cero», le dice a BBC Mundo. «Y todavía tenemos que avanzar mucho, porque no tenemos una vacuna, un antiviral o un tratamiento que impida la invasión del virus».

La carrera contra el zika en Brasil comenzó el año pasado, cuando el país confirmó en mayo los primeros casos en los estados de Bahía y Río Grande del Norte, región del noreste.

Hasta entonces sólo habían sido registrados brotes del virus en pequeñas áreas de Africa, el sureste de Asia e islas del Pacífico.

Pero después de Brasil, el zika se ha expandido rápidamente por la región, transmitido por el mosquito Aedes Aegypti, el mismo que causa dengue y chicungunya.

Y la ciencia va detrás, con investigadores brasileños en la primera línea de fuego.

Un estudio anunciado el miércoles confirmó que el virus consigue traspasar la placenta durante la gestación, transmitiéndose de la madre al feto.

El descubrimiento lo realizó el Instituto Carlos Chagas, de la Fiocruz Paraná, y lo corroboró el jueves el laboratorio de Bispo, otro paso importante para relacionar el zika con la microcefalia.

Ese vínculo sigue sin ser comprobado científicamente, aunque las autoridades brasileñas y los expertos carecen de otra explicación para el aumento dramático de casos de microcefalia.

Además, la semana pasada, investigadores de la Universidad de São Paulo (USP) en Ribeirão Preto identificaron la presencia de anticuerpos que combaten el zika en una madre y su hijo, nacido con microcefalia.

En base a eso, prevén iniciar en febrero el seguimiento de unas 3.000 embarazadas hasta el nacimiento de sus bebés, en procura de arrojar más luz sobre el tema.

«Es un virus del que se conoce muy poco», le dice a BBC Mundo Jean Pierre Peron, un profesor de Inmunología en la USP y miembro de una red multidisciplinar creada para investigar el microorganismo.

La red involucra a más de 40 laboratorios y decenas de expertos en diferentes áreas, desde la genética hasta la neurociencia, así como investigadores del Instituto Pasteur en Senegal que trabajaron en el combate al ébola en 2014.

«Cada minuto cuenta», afirma Peron, cuyo laboratorio está dedicado al campo de respuesta inmune y microcefalia.\

¿Y la vacuna?

Otro avance clave fue secuenciar el genoma completo del zika, una tarea completada por investigadores del Instituto Pasteur de Guyana que creen que el virus presente en América tiene origen polinésico.

Ahora la prioridad de los científicos Brasileños es desarrollar un examen serológico específico para el zika, que permita detectar con precisión anticuerpos del virus en la sangre de personas infectadas.

Si lo logran y el test puede aplicarse a gran escala, habría una idea más clara de cuánto se ha expandido el microorganismo y cuántas mujeres embarazadas que lo portan lo pasan al feto.

Pero hay varios obstáculos, como el hecho de que un mismo mosquito transmita tres enfermedades cuyos síntomas pueden asemejarse.

Bispo ideó un kit que permite realizar el diagnóstico simultáneo del zika, el dengue y la chicungunya, pero esa técnica de biología molecular detecta el virus y no los anticuerpos.

El zika circula pocos días en la sangre, antes de que surjan síntomas, cuando es eficaz el test molecular. Semanas o meses después, sólo el examen serológico podría confirmar el paso de la infección, descubriendo los anticuerpos.

Todo esto ocurre en un Brasil en crisis económica y con recorte de gastos, y algunos investigadores han dicho que la falta de recursos o material afecta su trabajo.

Hay preguntas clave que aguardan respuesta, como por qué algunas mujeres con zika detectado tienen bebés normales, o qué mecanismos usa el virus para invadir la placenta.

Expertos como Peron creen que el virus también puede estar vinculado a un aumento de casos de Guillain-Barré, un síndrome raro que hace que las defensas del cuerpo destruyan parte del sistema nervioso y puede causar parálisis.

«Cada día tenemos una presentación diferente» del zika, dice Bispo, cuyo equipo se apresta a proveer el virus a laboratorios que lo inocularán en pequeñas masas celulares producidas in vitro, buscando entender cómo afecta a los fetos.

Una meta final de los investigadores es producir una vacuna contra el zika, pero la virología espera que eso ocurra recién dentro de tres años o más, gracias a modelos realizados para la vacuna del dengue.

«Creo que no habrá que esperar 20 o 30 años como con la vacuna del dengue», sostiene Bispo, que sin embargo ignora cuándo podrá tomarse los 10 días de vacaciones que canceló este verano.

 



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