Nueva Delhi.-El economista Ashraf Ghani fue investido presidente de Afganistán ayer en Kabul, sucediendo a Hamid Karzai, que ocupaba el cargo desde la caída de los talibanes en 2001.
La investidura de Ghani, de 65 años y ex empleado del Banco Mundial, es la primera transición democrática en la historia de Afganistán. “Prometo ante Dios que obedeceré y apoyaré la santa religión del islam. Respetaré la Constitución y las leyes y las aplicaré”, declaró Ghani al prestar juramento en el palacio presidencial.
“Defenderé la independencia y soberanía de Afganistán, protegeré los derechos y los intereses del país y del pueblo de Afganistán”, agregó el nuevo presidente. “Hoy, después de 13 años al frente del gobierno, estoy orgulloso de transferir el poder al nuevo presidente”, dijo por su parte Karzai al dar inicio a la ceremonia.
La toma de posesión pone oficialmente fin a la crisis abierta cuando Ghani y su rival Abdula Abdula reivindicaron ambos la victoria en la segunda vuelta de las presidenciales el 14 de junio, en la que se registraron fraudes masivos.
Bajo la presión de la ONU y de Estados Unidos, ambos aceptaron la semana pasada formar un gobierno de unidad nacional y alejar así el riesgo de una nueva guerra civil y la partición de Afganistán. En efecto, Ghani representa sobre todo a los pashtunes del sur del país y Abdula a los tayikos del norte.
El acuerdo patrocinado por la ONU y Estados Unidos proclamó presidente a Ghani con 55% de los votos y creó una función parecida a la de primer ministro para Abdula.
El programa de la jornada de investidura se mantuvo en secreto hasta último momento por razones de seguridad. El domingo una bomba oculta en un coche estalló cerca del palacio prsidencial y el lunes se registraron dos explosiones no lejos del aeropuerto de Kabul.
Entre los invitados extranjeros figuraba el consejero del presidente estadounidense Barack Obama John Podesta, el presidente de Pakistán y la vicepresidenta de India, dos potencias regionales rivales en Afganístán.
La crisis poselectoral permitió a los insurgentes talibanes reforzarse en varias provincias y agravó además las perspectivas económicas de este país pobre, del que las tropas de la OTAN se retirarán de aquí a finales de año.