Los dominicanos consumimos 162 libras de arroz per cápita al año, diez veces más que los franceses y más que los japoneses, que comen 120 libras al año por persona. Somos autosuficientes; éramos exportadores.
Haití producía mucho arroz, en el valle de San Marcos, pero esos productores quebraron cuando Estados Unidos comenzó a regalarles arroz subsidiados por agricultores del Misisipi que producen en exceso sin poderlo exportar. Ahora Haití importa el arroz, pero como no produce suficientes dólares, el consumo ha bajado. Los antiguos productores desaparecieron.
Tenemos más de 30,000 fincas de arroz, casi la mitad pequeños parceleros de la Reforma Agraria con menos de 50 tareas.
Abogo por la apertura de los mercados y la libre competencia, pero al pensar en cómo los americanos destruyeron la agricultura haitiana dizque para beneficiar a los consumidores con mejores precios, no se si reír o llorar.
Dentro de cinco años el arroz criollo queda sin protección arancelaria y convendría ir pensando desde ahora cómo masticar ese tremendo concón sin salsa. Ojalá Abinader ponga asunto.