El nuestro es un país mágico. Así, infantilmente, lo calificarían mis nietos. Me parece estar oyéndoles en la distancia.
En su afán de acercarnos al país vecino, algunos organismos internacionales denuncian a RD como el país peor, prácticamente en todos los aspectos de la vida: en educación, en salud, en mortalidad materno-infantil, en hambre, en pobreza, en seguridad, en transparencia, en desigualdad, en desarrollo, en corrupción, etc…
Y ahora mismo la inefable Amnistía Internacional acaba de dedicarnos un indecente destape para quejarse de que no somos con el aborto todo lo permisivo que ella quisiera, y para sugerirnos, además, que no sigamos incurriendo en “crímenes de odio” como asesinatos y violaciones contra los LGTBI ¿?
Pero, pese a todas esas supuestas falencias, no es difícil entender que el nuestro es un país mágico, puesto que nada más ni nada menos que el señor Embajador de Japón acreditado ante RD ha expresado este miércoles 24 de febrero, en un artículo que publicara en la prensa nacional, que la RD ocupa el primer lugar, en cuanto al PIB, entre los veinte países que componen la región de Centroamérica y el Caribe ,sin contar a Cuba cuyos datos no aparecen en las estadísticas del FMI.
Y así, refiriéndose al “PIB per capita”, indica el embajador Fuchigami, que la cifra correspondiente a RD asciende a US$6,481 y se pregunta si los dominicanos saben que esta cifra “… es mucho más alta que las de Tailandia, Indonesia, Filipinas, Vietnam e India”. Y destaca, además, que el porcentaje de desarrollo económico de RD resultó del 7 % en el año 2015, tasa que es la más alta de toda América Latina y que durante los últimos diez años nunca fue menor del 5 %
He querido refrescar esos asertos del indicado diplomático para que nunca se nos olvide que, efectivamente, “el nuestro es un país mágico”, porque si no, ¿cómo es que pese a todos los malestares reales o imaginarios que nos azotan estamos encabezando al continente latinoamericano así como a varios países asiáticos en algunos indicadores económicos de tanta importancia como los señalados por el enviado japonés?
El Dr. Reynaldo Vargas y yo traemos, desde hace días, una discusión juvenil, trivial si se quiere, acerca de la configuración de gran ciudad que ha estado adoptando Santo Domingo durante los últimos treinta o cuarenta años. Las torrecillas, que ya son torres, comienzan a convencerme en favor de su tesis, y esas, sumadas a otras 300 que yo le digo que aún faltan, se me antoja serán, junto al metro, los túneles, los elevados y los puentes, actuales o potenciales, otra confirmación de que, en efecto, “el nuestro es un país mágico”.
Aspiro, no obstante, a que, sin abandonar esos impulsos de desarrollo material, nuestro mago, ese gigante que está en todo sitio, incluso en nosotros, se ocupe de propiciar salud, educación, trabajo y decencia para quienes vivimos en estos 48 mil km de nuestros amores. ¡Que ese mago siempre nos asista, pues ello equivale a proclamar Arriba Bandera!!!
