2.- Criminalidad por fracaso total. Con este sub-título doy por sentado el problema de que vínculos de dependencia son los que permiten que el fenómeno de las armas de fuegos ilegales no puedan resolverlo ni criminólogos ni las autoridades, ya que no se puede romper con los criterios dominantes sobre ley, orden, prevención, represión, el binomio delito-delincuente.
Es claro saber debe haber una cantidad sensata de armas de fuego, así como una cantidad sensata de delitos en una sociedad civilizada.
El espacio del texto es ahora para armar la estrategia que conviene para luchar contra las armas de fuegos ilegales. Aunque el tema está en los medios de comunicación, en el país no ocurre nunca nada importante en el campo criminológico previsional, que es la metodología que proponemos.
En principio, el decomiso de las armas de fuego ha de hacerse democráticamente. ¿Actuaría el Ministerio del Interior, la Policía Nacional o la Justicia de manera política? Se recomienda que sea por decreto del Presidente que se creen estas medidas contra las armas de fuego.
Y se recomienda que la población delincuente sea tratada como un laboratorio humano, para alcanzar las medidas humanas y sociales verdaderamente efectivas, salidas de la realidad dominicana de las armas de fuegos.
Los estudios existentes realizados en América Latina sobre delincuencia juvenil, común, han demostrado tener una perspectiva amplia y radical. Los atracos a manos armadas es la expresión más grave de la delincuencia de la marginalidad familiar; por eso, lo primero que debemos hacer es producir un estudio del problema; es decir, para que no parezca subjetivo buscar armas donde no las hay, para saber de qué tamaño es cantidad de armas en las calles a la que se enfrenta el gobierno.
Por lo menos el estudio dirá la cantidad de atracos realizados, las víctimas mortales, cuántas armas han sido robadas, número de bandas juveniles, dónde existe tráfico de armas de fuego y cuál es la realidad de la fabricación de las armas caseras, cuál es la data de los individuos que tienen antecedentes penales, los menores de edad, entre otros hallazgos.
En la Conferencia Permanente (Barcelona, 2016) se ha propuesto que un estudio criminológico así contenga algunas partes integrales: a) diagnóstico de la situación; b) intercambio de experiencia entre los involucrados y c) presentación de las medidas comunitarias. Sería un error si el estudio plantea el decomiso de las armas de la población general.
Pero esta delincuencia por fracaso total, como se ha denominado, tiene algo favorable para su erradicación: tiende al extremo. Y cómo se sabe, todo lo que va a los extremos se individualiza. La culpa de las armas de fuego, o solo es de los delincuentes, atracadores, individuales y visibles, pues, algo ellos tienen de víctimas de la relación poder-delito. Ellos no son las causas de la delincuencia; son un efecto.
Sugerimos que las soluciones o medidas para superar esta situación se haga en base a un estudio que saque a relucir las verdaderas causas y las oportunidades de acción. Es esto, o la locura policial luchando contra las armas ilegales en medio del “teteo” de los barrios.