La reelección presidencial ha sido uno de los temas más polémicos de la historia constitucional y electoral de la República Dominicana.
La reelección presidencial indefinida rigió desde 1966 a 1994 y fue una de las principales causas de muchos de los déficits institucionales que aún nos afectan.
La reforma de 1994 prohibió la reelección presidencial consecutiva, y en el año 2002 se instauró el modelo de dos períodos consecutivos y nunca más, conocido como la fórmula norteamericana del régimen presidencial.
El presidente Leonel Fernández auspició una amplia reforma del texto constitucional dominicano a partir del año 2006, introduciendo un mecanismo participativo previo como alternativa a una Asamblea Nacional Constituyente.
Ello dio lugar a que se llevaran a efecto en todo el país consultas populares, con el acompañamiento de una Comisión Presidencial designada para la redacción de un anteproyecto de nueva Constitución, las que reflejaron como voluntad mayoritaria que se mantuviera el régimen del año 2002, de dos periodos consecutivos y nunca más.
La voluntad popular expresada en las consultas fue dejada sin efecto por un pacto político entre el presidente Leonel Fernández y el presidente del Partido Revolucionario Dominicano Miguel Vargas Maldonado que introdujo, en contra del sentir popular consultado, la fórmula actualmente vigente que posibilita que, con un período de por medio, una persona que haya sido Presidente pueda volver a desempeñar esa misma función con ese solo límite.
De manera que la situación que hoy se debate en la sociedad dominicana frente a un Presidente que goza de una altísima estimación pública es volver a lo que fue el sentir popular, que fue desconocido por el “pacto de las corbatas azules”, por lo que resulta improcedente tratar de condicionar una reforma constitucional en este punto a que se haga una consulta que ya fue expresada en el año 2006.