
Río de Janeiro.-El peso welter argentino Alberto Palmetta puso ayer el toque romántico a la segunda jornada del boxeo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro al besar la lona donde peleó como respuesta a una decisión de los jueces que no le pareció justa.
“Sentí que gané, pero igual no tengo nada que reclamar; para mi la felicidad mayor ha sido entrar a la historia de los Juegos Olímpicos y dar lo mejor encima del ring”, dijo Palmetta, derrotado en una polémica decisión unánime por el mongol Tuvshinbat Byamba.
Palmetta fue superado en el inicio del combate en el que el asiático hizo daño con el jab de derecha y le cortó el paso al rival, pero a partir del segundo las cosas cambiaron y el argentino terminó mejor, aunque no convenció a los jueces.
Al escuchar el veredicto permaneció dos segundos inmóvil como si estuviera planeando cómo reaccionar; entonces, en vez de protestar o hacer gestos de desaprobación, se arrodilló y le dio un beso al piso donde aún quedaban rastros del polvo de sus zapatillas.
Aunque en el cuadrilátero tiene una pose de ogro blanco, al bajar al nivel del suelo Palmetta es un sentimental que se grabó en su brazo izquierdo unos aros olímpicos con una hoja de laurel y una antorcha llevada por dos manos, y en el derecho a un gladiador, que asocia a su espíritu. "Soy un gladiador de la vida que vino desde abajo”, dijo el púgil.