Argentina vota en unas primarias que medirán anhelo de cambio en medio de la turbulencia económica

Argentina vota en unas primarias que medirán anhelo de cambio en medio de la turbulencia económica

Argentina vota en unas primarias que medirán anhelo de cambio en medio de la turbulencia económica

Un votante sostiene su boleta luego de elegir sus preferencias durante las elecciones primarias en Buenos Aires, Argentina, el domingo 13 de agosto de 2023. (Foto AP/Natacha Pisarenko)

BUENOS AIRES— Con demoras en varios colegios electorales de la capital, los argentinos votaron el domingo en unas primarias para elegir a los candidatos a las elecciones generales de octubre que darán una pista de cuán ansiosos están por un cambio en un país que sufre una de las peores tasas de inflación del mundo.

Algunas escuelas habilitadas para votar permanecían abiertas después de las 18 horas (2100GMT), -la hora establecida para el cierre de la votación- ante la existencia de largas colas de votantes y por los problemas técnicos que surgieron durante la implementación del sistema de voto electrónico para elegir a los candidatos a alcalde de Buenos Aires.

Más de 35 millones de personas estaban convocadas a participar en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que funcionan como una suerte de test electoral para calibrar las posibilidades de las fuerzas políticas y sus precandidatos de cara a las presidenciales del 22 de octubre.

Las primarias también definirán los aspirantes a ocupar 24 bancas del Senado y 130 para diputados nacionales, además de los candidatos a la alcaldía de la Ciudad de Buenos Aires y del gobierno de la provincia homónima, entre otros cargos. El voto es obligatorio.

Julio Vitobello, secretario general de la presidencia, dijo que ya votó el 66% del padrón, aunque los electores que aguardan su turno continuarán sufragando.

Indicó que se desconoce cuándo se darán a conocer los resultados oficiales por las demoras en el proceso de votación en la provincia de Buenos Aires, el distrito con más peso electoral al representar alrededor del 37% del padrón, y en la capital, el cuarto más importante.

Al referirse al caso de la ciudad de Buenos Aires, indicó que convivieron dos sistemas de votación, el de la boleta de papel para cargos nacionales y la boleta electrónica para cargos de la ciudad.

Cuando finalicen ambos escrutinios las autoridades de mesa podrán transmitir los telegramas al correo con los resultados, lo que retrasará la difusión de los datos. En tanto, en la provincia de Buenos Aires hay infinidad de candidatos y listas.

Por problemas técnicos con las máquinas empleadas para emitir el sufragio, María Servini de Cubría, jueza federal con competencia electoral en Buenos Aires, cuestionó la forma en que se implementó el sistema. «Resulta preocupante el grado de improvisación con que se han manejado tanto la empresa contratada para la provisión e instalación de las máquinas de votación, como el propio Instituto de Gestión Electoral”, afirmó en un escrito enviado a las autoridades electorales.

Varios precandidatos depositaron sus votos en las urnas llamando a la ciudadanía a participar ante el temor de que, debido a un clima de decepción con la clase política, la abstención sea mayor que en otras primarias celebradas en el pasado.

El presidente Alberto Fernández, quien no busca la reelección debido a la caída de su imagen en las encuestas, afirmó que «llevamos 40 años de democracia y hoy debe ser un día de alegría por las elecciones.. vayamos a votar todos porque es el modo de ejercer nuestros derechos”.

También dio a entender que el proceso electoral está teñido de incertidumbre al augurar que el próximo presidente posiblemente será elegido en una segunda vuelta electoral en noviembre.

El enojo de la población tras años de inflación -la última medición de junio dio 115% interanual- que arrojó al 40% de la población a la pobreza, sumado a la inseguridad y otros problemas crónicos de la economía argentina (escasez de dólares y endeudamiento) han marcado el pulso de una campaña electoral con final abierto.

La coalición opositora de centroderecha Juntos por el Cambio aparece mejor perfilada en las encuestas para recuperar el poder político que perdió en 2019 a manos del peronismo.

Por eso, hay una gran expectativa por la primaria entre el alcalde capitalino Horacio Rodríguez Larreta y la exministra de Seguridad Patricia Bullrich.

María del Carmen Antonio, agente de viajes de 65 años y quien esperaba en una cola para depositar su voto a favor de Bullrich, dijo a The Associated Press que en estos comicios “se define mucho. El país necesita un cambio; no podemos seguir así”.

La dirigente de centroderecha fue una de las votantes que sufrió problemas a la hora de sufragar para elegir al candidato a alcalde de Buenos Aires cuando intentaba hacerlo mediante el sistema electrónico. “Tuve una experiencia negativa”, dijo Bullrich a los periodistas al retirarse del colegio electoral.

La exministra explicó que debió hacer ocho intentos hasta concretar su votación y por ello demoró mucho más de lo que hubiera deseado.

El conservador expresidente Mauricio Macri (2015-2019) -referente político de esa última dirigente-, llamó por su parte a los argentinos a que se movilizaran “para dejar atrás una era que nos ha llevado a mucho daño y tristeza”.

Las primarias también pondrán a prueba el potencial del peronismo gobernante, que competirá bajo la denominación Unión por la Patria, luego de cuatro años de mandato de Fernández.

En este espacio, los sondeos dan por descontado que el ministro de Economía, Sergio Massa, se impondrá en la interna sobre el dirigente social izquierdista Juan Grabois.

Con la intención de poner en jaque a la hegemonía electoral de las dos principales coaliciones aparece el economista ultraliberal Javier Milei, de La Libertad Avanza, que propone dolarizar la economía y cerrar el Banco Central. Admirador de Jair Bolsonaro y Donald Trump, Milei aglutina el voto de los indignados con los políticos tradicionales, sobre todo, entre los más jóvenes.

Milei dijo a los periodistas que miembros de la “casta de políticos aferrados a sus privilegios” intentan estigmatizarlo y que Argentina tiene la oportunidad de cambiar después de décadas de fracasos.

Para instalar a un candidato en la carrera presidencial, las fuerzas políticas deben alcanzar en las PASO al menos el 1,5% de los votos válidos.