Argentina: Familias mantienen fe, pero submarino no aparece

Argentina: Familias mantienen fe, pero submarino no aparece

Argentina: Familias mantienen fe, pero submarino no aparece

Foto de archivo.

Argentina. – Un grupo de familiares de los 44 tripulantes del submarino argentino desaparecido hace 10 días y que todavía aguardan por su regreso en la base naval de Mar Del Plata recibieron el sábado el sentido consuelo de cientos de vecinos de la ciudad, mientras seguía sin novedades el inédito operativo internacional desplegado en su búsqueda en el Atlántico Sur.

La Armada argentina informó horas antes que todavía no se habían encontrado restos del submarino, ni en superficie ni debajo del mar, un dato por demás desalentador teniendo en cuenta que su capacidad de oxígeno va de los siete a los diez días sin emerger a superficie, según los expertos.

El único dato certero hasta el momento es que se produjo una explosión cerca de la ubicación reportada por el submarino en su último contacto con tierra el 15 de noviembre, cuando el ARA San Juan navegaba desde Ushuaia, en el extremo austral del país, hacia su base en Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, tras participar de un ejercicio de adiestramiento.

Pese a que se presume que los tripulantes —entre los cuales está la primer mujer submarinista con rango de oficial en Sudamérica— están muertos, un operativo internacional con la más alta tecnología continúa la búsqueda de la nave en un área de unos 40.000 kilómetros cuadrados y con profundidades de 200 a 1.000 metros en torno a la zona en la cual se detectó la explosión.

Entretanto, un grupo de familiares que continúa aferrado a la esperanza de encontrar a los submarinistas con vida fue respaldado por unos 500 vecinos de esta ciudad, que acudieron espontáneamente a la base tras una convocatoria en redes sociales.

Alertadas de la manifestación en su apoyo, las familias abandonaron el edificio de la base donde se alojan y recorrieron a paso lento los metros hasta el perímetro de acceso. Allí los transeúntes los recibieron con un aplauso y gritos de «fuerza, estamos con ustedes».

Luego todos juntos entonaron el himno nacional argentino. Aunque desconocidos, muchos de ellos se fundieron en un abrazo emotivo.

«Nos sentimos apoyados por la gente. Estamos bien, con mucha esperanza y fe», dijo Zulma de Vallejos, madre del oficial segundo Celso Oscar Vallejos.

«Yo sé que mi hijo va a volver. Sé que va a volver vivo. No está dicha la última palabra». «Yo tengo mucha esperanza.

Van a aparecer con los 44 tripulantes a bordo, sea como sea», dijo a su lado Oscar Vallejos, padre del tripulante y un exveterano de la guerra por la soberanía de las islas Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña en 1982.

Claudio Scalabrini, un analista de sistemas de 55 años que se acercó a dar su respaldo a las familias expresó: «amo a la Marina y amo a mi país, pero veo que los políticos gastan dinero en la estructura burocrática y en defender cosas que pasaron hace 40 años», en referencia al sistemático desfinanciamiento que sufrieron las Fuerzas Armadas tras la última dictadura militar (1976-1983).

El optimismo de las familias que todavía permanecen en la base contrasta con las imágenes dramáticas de llantos y desmayos el último jueves cuando la Armada les notificó que el submarino podría haber explotado, de acuerdo a un evento acústico cercano a su última posición reportada y que fue captado por micrófonos subacuáticos y sensores situados en el fondo del mar por la Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBTO por sus siglas en inglés).

«Descartamos que el submarino esté en superficie por la cantidad de esfuerzo que hubo en la zona», comunicó el portavoz de la Armada, capitán Enrique Balbi, el sábado durante una rueda de prensa en sede de la Armada en Buenos Aires.

El portavoz reiteró que el submarino ——un diésel eléctrico clase TR-1700 de fabricación alemana y botado en 1985—— estaba apto para navegar cuando partió de un puerto en el extremo sur del país y que no hay evidencia de que su aparente explosión haya sido provocada por un ataque externo o por armamento propio.

«No hay que asociar estado operativo por lo que pudo haber pasado en navegación e inmersión», enfatizó Balbi, en respuesta a las críticas sobre la antigüedad del submarino, que fue sometido a una reparación de media vida que tardó siete años hasta 2014.

Si bien reconoció que el capitán había reportado una falla eléctrica en el compartimiento de las baterías el miércoles 15 de noviembre por la madrugada «después vuelve a comunicarse por telefonía satelital, informando que la avería ya había sido subsanada y que seguía navegando en inmersión, que igual tenía propulsión y que seguía sin novedades con rumbo a Mar del Plata», detalló Balbi.

Se esperaba para la tarde del sábado la partida de un buque noruego desde el puerto de Comodoro Rivadavia con una cápsula de rescate submarina del escuadrón de rescate de Estados Unidos.

También aterrizó en territorio argentino la aeronave militar más grande del mundo, de origen ruso y con tecnología de última generación para la inspección visual subacuática hasta 6.000 metros de profundidad que en los próximos días será trasladada a la zona de búsqueda.

Tanto el presidente Mauricio Macri como la Marina remarcaron que la búsqueda no tiene plazos. «No hay nada concreto.

Una vez que lo encuentren (el submarino) y demuestren lo contrario (que los tripulantes fallecieron) ahí sí lo aceptaremos. Mientras tanto no», afirmó Vallejos antes de retornar a la base a la espera de una novedad de su hijo.