SANTO DOMINGO.- Por sus cualidades intrínsecas, los espacios verdes públicos en las ciudades cumplen funciones estéticas, enriquecen el paisaje urbano y lo más importante: asumen un rol central de oxigenación.
Esos entornos contribuyen en la regulación hídrica y la reducción del impacto de la ciudad construida sobre el medio ambiente, aparte de que ofrecen un ecosistema urbano apropiado para la conservación de la biodiversidad. Ángel Sosa, catedrático y ex director de la Escuela de Urbanismo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, sostiene que los espacios verdes públicos constituyen uno de los principales articuladores de la vida social por servir de puntos de encuentro, integración e intercambio de la ciudadanía.
Igual promueven la diversidad cultural y generacional de una sociedad, generan un valor simbólico, identidad y sentido de pertenencia.
Como director de Planeamiento Urbano del Ayuntamiento Santo Domingo Este, entiende que las referidas áreas desde su forma urbana también juegan una importante labor en la estructuración de la ciudad orientando el crecimiento y vinculando espacios, a los que se les atribuyen las funciones básicas de áreas verdes, espacios públicos, y ordenadores urbanos.
Otro de los grandes componentes de los espacios verdes son los “parques”, que a través del tiempo se les confiere, en primer lugar, como “pulmones” de las áreas centrales hacinadas como delimitación de la expansión urbana, intentando poner freno al loteo indiscriminado, y luego se constituyeron en espacios de recreación y de ocio.
Metros por persona
Dados esos beneficios, la Organización Mundial de la Salud considera a la superficie de las ciudades destinada a espacios verdes por habitante como un indicador de calidad de vida urbana, y considera dos árboles por cada habitante como otro indicador de calidad de vida urbana.
De ahí que recomienda como valor medio de este indicador a la relación de 10 a 15 metros cuadrados de espacios verdes por persona.
El urbanista cita las ciudades como Curitiba, Bruselas, Amsterdam, Nueva York y Viena como ejemplos de lugares que sobrepasan cómodamente esos parámetros.
— Desafío
Sosa afirma que la Agenda 21, en el contexto del cambio climático global, propone un quehacer ambiental para la construcción de ciudades más sustentables e insta a los gobiernos locales a ser protagonistas del cambio.
