Todo los hechos que se han producido en los últimos años, indica que nos salvamos como sociedad, porque al parecer aquí nadie jamás se sale de la raya en el manejo del dinero ajeno que se pone en las manos de funcionarios de cualquier organismo, con el objetivo de que se le dé un uso correcto y adecuado.
Aunque se hagan denuncias y sometimientos con expedientes muchas veces muy bien instrumentados, ninguno de los acusados sabe absolutamente nada, todos son inocentes y con ellos se está cometiendo un abuso de poder.
Desde hace tiempo, en el manejo de los dineros que se le asignan al deporte, se viene librando una lucha sobre si se les da un uso correcto.
En la actualidad, después de muchas denuncias muy bien sustentadas por entes ajenos a esa actividad sobre irregularidades, se tomó la decisión de suspender a por lo menos cuatro de ellas, para que demuestren que no han ocurrido desviaciones o fraudes.
Esa situación ha desatado un “corre-corre”, en la que todos los involucrados han declarado que son víctima de persecución por parte de sus adversarios, porque hay que decir, que dentro del movimiento deportivo nacional, se produce una lucha es a muerte por controlarlo todo.
Ojalá que los dirigentes que han manejado fondos multimillonarios que aporta el Estado para el desarrollo de esas disciplinas, y que están bajo la lupa, puedan demostrar que todo está “por el libro”.
Sería un paso gigante que demuestren que se hicieron un uso adecuado de esos fondos, pero si no ha sido así, lo correcto sería que paguen las consecuencias, con la aplicación de la ley.
Ya está bueno de que las arcas del Estado, no importa cual sea el estatus del impetrante, sigan siendo parte de un botín personal o de grupos.