Nadie a estas alturas puede poner en duda la capacidad extraordinaria de los atletas dominicanos durante sus participaciones en competencias regionales, continentales y mundiales.
Se puede afirmar sin temor a equívocos, que nuestros atletas tienen un corazón del tamaño del mundo, porque con tantas precariedades, inestabilidad y vicisitudes que tienen que superar dentro y fuera de la cancha, al final hacen un sacrificio inimaginable superando situaciones injustas e incómodas. Se podría decir en términos llanos, que nuestros deportistas hacen de tripas corazón.
Si bien es cierto que en los últimos años ha mejorado el presupuesto que se asigna al deporte por parte del Estado, y muchas empresas privadas también aportan, pero si se hace una adición, hay que concluir que los fondos son insignificantes, una verdadera bagatela.
Si con un presupuesto tan limitado están entre los mejores del continente, ¿qué ocurriría si se mejoraran sus condiciones en sentido general?
Esa es una tarea que deben analizar sin pérdida de tiempo todos los que están envueltos en ese mundo, comenzando por las federaciones, el Comité Olímpico y el Ministerio de Deportes.
Mientras tanto, hay que mantener un seguimiento de cerca a la labor que realizan nuestros atletas en los Panam de Chile 2023.
RADARES. En los próximos días se inician en la región sur los Juegos Deportivos Escolares, un evento de trascendental importancia en el futuro a corto y largo plazo en el deporte dominicano. En los mismos competirán los deportistas escolares más sobresalientes, los que nos representarán en competencias internacionales, por lo que estos juegos deben ser tomados muy en serio por todos los que están envueltos de una u otra manera en los mismos.