No hay rutina ni escándalo sustituto ni marrulla tradicional ni conciliábulo político que puedan hacer desaparecer al caso Odebrecht.
Hipólito Mejía confió a un interesado en restaurar el “status quo” –hace más de quince años— ante su escándalo por quiebras bancarias: “La Justicia es como cuando un pícher fuetea la pelota, solo hay tres posibles resultados, hit, strike o wild pitch…
Nadie puede recoger la bola tras tirarla”. Recientemente el secretario de Estado Tillerson elogió (o pareció elogiar) “recientes medidas” de la República Dominicana contra la corrupción, en el contexto de su gira latinoamericana comenzada con un elogio de la doctrina Monroe.
¿A qué se habrá referido Tillerson? ¿Cuáles son esas medidas, aparte quizás de solicitar ampliar el plazo para mejor sustanciación del proceso judicial de Odebrecht? Recientemente referí la versión chismosa de que los gringos habrían emplazado oficiosamente, con ánimo colaborativo, al Gobierno, diciéndole que si nuestra Justicia no quiere o no puede, ellos “se ocuparían”.
¡Algo hay, que Rondón graznó tan porfiadamente! Vamos como un Titanic entre icebergs…