Aprender de Montesquieu

Aprender de Montesquieu

Aprender de Montesquieu

Altagracia Suriel

Siguiendo con las reflexiones de los aportes de los teóricos del liberalismo político, Montesquieu nos recuerda principios sagrados que debemos respetar para cuidar la democracia, ellos son el poder controlado, la separación de los poderes,

1. Principio del poder controlado:
En la obra el Espíritu de las Leyes, plantea que «una experiencia eterna es que todo hombre que tiene poder siente inclinación a abusar de él, yendo hasta donde encuentra límites».

La democracia se construyó sobre la concepción del poder limitado y de que solo el poder controla o contrarresta el poder. Cuando un gobernante tiene todo el poder no hay forma de evitar el totalitarismo y sus abusos.

2. La Constitución como límite al poder:
Admirando el constitucionalismo inglés, Montesquieu parte de este modelo para desarrollar sus ideas. Para él la Constitución es garante de la seguridad, la libertad y la moderación. La Carta Magna es el mecanismo por excelencia de limitación del poder porque establece el alcance y los límites de los poderes del Estado.

Ninguna persona o entidad puede estar por encima de la Constitución ni las leyes. Ni el gobierno, ni el legislador ni el juez.
3. La separación de los poderes:
Para asegurar la libertad política, Montesquieu apostaba por la existencia de un régimen moderado, alejado de los extremos del absolutismo y su tendencia de concentrar todos los poderes en una misma mano. De ahí que propone la separación de los poderes en ejecutivo, legislativo y judicial.

Argumentando sobre la necesidad de la separación de los poderes, Montesquieu plantea que: “cuando en la misma persona o en el mismo cuerpo de magistratura, la potestad legislativa y la potestad ejecutiva están reunidas, no puede haber libertad; porque se puede temer que el mismo monarca o senado pueda hacer leyes tiránicas, para ejecutarlas tiránicamente”.

Asimismo, señala que «no hay libertad, si la potestad de juzgar no está separada de la potestad legislativa y de la ejecutiva. Si estuviese unido a la potestad legislativa, el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario; debido a que el juez sería el legislador. Si se uniera a la potestad ejecutiva, el juez podría tener la fuerza de un opresor”.

El desafío de las democracias precarias es concretar en la práctica el principio de la separación de los poderes consagrado en la Constitución.

 



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