En el año 2012 a este hijo inquieto de Milagros Sánchez se le presentó la oportunidad de viajar a un programa de formación en manejo de crisis y opinión pública. Fue una bendición más de todas las que le han llegado a este cincuentón con cara de felicidad y, como siempre, sin mover un dedo.
Estaría en el primer mundo, en Estados Unidos, recibiendo conocimientos que a retazos fui adquiriendo en la universidad y el ejercicio periodístico de muchos años. Me fui al Norte sin pensarlo.
Sentado en las aulas de la Universidad George Washington duré varios días. Absorbía aquilatados conocimientos de los duros de los duros de la nación estadounidense y de América Latina. Buenos profesores, cátedras excelentes.
Mi maestro más “chimichurri” fue el asesor que le dijo a George Bush hijo en cuál escenario hablar y qué decir al pueblo estadounidense y al mundo, cuando le comunicaron la caída de las Torres Gemelas.
En ese curso de formación me surge la idea maravillosa que hoy ejercito de forma exitosa en el ámbito profesional: meterle el plátano a lo que estaba aprendiendo.
Así, los conocimientos y enseñanzas sobre manejo de crisis y posicionamiento de opinión pública decidí meterle el plátano a mi regreso al país; es decir, “aplatanar” (como dice el lenguaje peculiar de los dominicanos) o adaptar lo aprendido a la realidad de nuestro país.
Visualicé un nicho y aunque le Biblia en Eclesiastés dice que todo está hecho debajo del sol, no paré mientes y seguí adelante con la inquietud que ya muchos colegas o estrategias ejercían de manera informal.
Antes de desarrollar la idea, lo primero que hice fue inscribirme en la carrera de derecho, habida cuenta que estaban en boga los juicios paralelos o debates de opinión pública en torno a los casos judiciales. Y así lo hice. Avancé y avancé en mis estudios.
Con las herramientas poderosas del conocimiento jurídico, la comunicación y el manejo de prensa, compaginado a mis más de 10 años de mi paso por la prensa nacional, salí al ruedo a ofrecerme como profesional en manejo de crisis y posicionamiento de opinión pública.
Al gran valor de lo emprendido ha sido que me convertí en un “fiebrú” y seguidor de toda actualización sobre los temas. Devoré el libro de la magistrada Katia Miguelina Jiménez, que escribió la obra más completa, o quizás la única, sobre los juicios paralelos. Día a día sigo casos mediáticos en el país y de otros ámbitos. Leo todo lo que busco y me cae a la mano.
Y con esto, lo que quiero destacar es que la chispa y la luz deben estar encendidas para explotar con ideas brillantes que pueden cambiar el camino profesional de una persona y quizás hasta su vida.
Hoy los manejos de crisis mediáticas son mí día a día.