2.- El INACIF, antropología y genética forenses. El Instituto Nacional de Ciencias Forenses de la República Dominicana brotó de las raíces de la biología, para convertir en realidad sus disciplinas autónomas.
Tiene un director que no es forense, pero lo peor es que es “vitalicio”; dice tener un Departamento de Antropología forense, compuesto por una sola persona, que se sabe no es antropóloga, pero lo peor es que no hay base para utilizar la genética y la bioarqueología forenses como laboratorios especializados; cuantitativamente hay muy pocos médicos forenses, y los médicos legistas son “los nuevos forenses por nombramientos”.
Hay un problema aún más grave: la Residencia de Medicina Forense no está bien, pero no me corresponde hacer la denuncia. Mientras tanto, ¿fue el desgarrador caso de la niña Carla Massiel, desaparecida el 25 de junio de 2015 en el sector Los García, de Pedro Brand, y su osamenta encontrada el 16 agosto de 2016, un año después, representativo del primer suceso en el que INACIF se ve forzado a recurrir a la antropología forense para dictaminar? La respuesta es no.
Empezando por decir que el texto legal que creó el INACIF (2004, 2008), nunca consideró la palabra antropología, ni se hace mención de sus múltiples funciones, y concluyendo por los hechos ya conocidos de que el INACIF, en 2019, adquirió o pretendía adquirir materiales que corresponden a equipos antropológicos como un mandibulómetro, tabla osteométrica para el laboratorio, calibre o compás de corredera graduado (tipo Martin) y compás de rama curvas puntas redondeadas (rango 0-600), para iniciar el área de antropología forense, indica un caos en querer iniciar ahora, casos propios de antropología forense.
Todos estos equipos, esfuerzos de laboratorio, son inútiles sin antropólogos titulados y además, bien formados.
El INACIF es una mentira desde su formación, en 2004. En el caso Massiel, el informe de antropología forense debió ser otro. Eso no es bueno, porque el informe pericial del antropólogo es lo que puede decidir el caso, y si no, deja mal parada la institución. El perito debe indicar todas las generales, el origen de la titulación, de qué se graduó en la institución, entre otros.
El INACIF falta a su misión, que es la de realizar una investigación técnica-pericial, y falta a su visión, que consiste en humanizar la justicia y servir con ética a los ciudadanos enfrentados en un conflicto. ¿Cómo podrían llevarse a cabo estos sagrados propósitos, sin los profesionales adecuados?
El origen del INACIF tiene que ver con el cambio de la justicia procesal que se llevó a cabo en el 2002. Con la reforma del Código Procesal Penal de la nación, al instaurarse una justicia acusatoria, adversarial, en base a una peritación científica (no profana); y, en base a ello, se crea un organismo técnico especializado para la regulación de las pruebas periciales.
Las funciones de la genética y de la antropología forenses (no importa sus variantes: bioarqueología, paleopatología o paleoantropología) es de las tareas más difíciles que he visto en mi vida; estas áreas consisten en estudiar los vínculos biológicos entre personas, determinar evidencias biológicas e identificar restos óseos humanos.