Wilfredo Mora
Hoy día tiene una gran importancia el comportamiento corporal, porque en el mundo de los códigos corporales es fundamental el uso de las manos en la adquisición de la cultura.
Es realmente la mano ese objeto, ese instrumento adherido al cuerpo, el órgano que mejor ha permitido la evolución del hombre.
Esa mano a la que Aristóteles se refirió alguna vez, diciendo: “el alma es como la mano, pues la mano es el instrumento de todos los instrumentos”, merece el reconocimiento muchas, centuria después, de ser estudiada por no menos de un centenar de disciplinas.
En la antropología arqueológica, el dato material que se aporta, tiene que ver con la riqueza material creada por el hombre, que es fruto de las manos.
Grandes pensadores han contribuido directamente al estudio de las manos. Cito en primer lugar, al fisiólogo ruso, Iván Semiónovich Séchenov, quien demostró cómo a través de la reflexología del cerebro, como la mano es la vez un órgano-herramienta para el trabajo y un órgano del cerebro.
La actividad de la mano creó el lenguaje. Marcel Mauss, antropólogo, elaboró la teoría de técnica corporal, planteando la necesidad de estudiar y registrar el uso que de su cuerpo hacen los individuos en la sociedad; mejor aportación nos legó Darwin, en su evolucionismo biológico, al afirmar que “el hombre no hubiera podido alcanzar su situación preponderante en el mundo sin el empleo de sus manos, que tan admirablemente están adaptadas a obrar, según las ordenes de su voluntad”.
El `homus faber` (el hombre que fabrica utensilios) y la capacidad manual como tal, convierten la mano en término de evolución y principio de la cultura.
La mano es símbolo multivalente en Mesoamérica, en nuestra cultura caribeña. En ella está concentrada una gran variedad de ritos mágicos, los símbolos creados por los nativos prehispánicos; símbolos, ritos, utensilios, sistemas de escritura, arte rupestre, en fin…, una cultura multidiferencial.
Pero también está la utilidad de la mano en el snobismodel facebook; mayor utilidad le dan los políticos, pues la mano hace posible el lenguaje del poder, mediante movimientos corporales que indican promesas y destrucción al mismo tiempo. Estoy harto de ver esas manos, pues casi siempre usan anillos lujosos, aunque reconocemos, en tanto que símbolo, que las manos de los políticos son manos que representan la corrupción (las manos sucias).
La mano que prefiero ver es la de los obreros, los albañiles, ebanistas, manos de los niños adultos que viven en el país del trabajo infantil; creo que constituyen personajes más reales, más dignos de estudio. Brazos sin manos, uñas y dedos rotos, con máculas.
Las manos de los delincuentes.
El poder de descubrir el crimen a través de las manos y de los pies. No faltará quien vaya a es estudiar el órgano de la mano de los artistas plásticos, escultóricos, que empezó con nuestros antepasados.
Esa es la antropología, que estudia la mano con certera dualidad: la mano de Dios y la mano de la muerte.
