Las cosas increíbles que ocurren en nuestro país, a veces hasta los propios dominicanos se nos hace difíciles entenderlas, nuestra fauna política sigue contando con especies tan raras que asimilarlas sería una quimera que nos causaría mucho más preocupación.
Diversos sectores de la vida política, social, empresaria, y hasta el propio presidente de la república, han expresado que el llamado barrilito es un privilegio de nuestros senadores que no resuelve ningún problema fundamental sino todo lo contrario, este se ha usado siempre de manera discrecional por parte de los legisladores sin que se le auditen estos fondos.
Antonio Marte, senador de la provincia Santiago Rodríguez, ha expresado que ‘’eliminar el barrilito es una pérdida de tiempo que no tiene posibilidades de éxito’’, es decir que los impuestos que paga el pueblo dominicano, exigir que sean eliminados del mal uso que estos les dan y que además no cuentan con base legal ni constitucional es malgastar tiempo.
Este mal de tener representantes, que confunden su rol de legislar y fiscalizar con ser los que sustituyen las instituciones del Estado, genera clientelismo y despropósito en la gestión pública.
La complacencia con estos actos y pronunciamientos de legisladores debe ser rechazada y despreciada.
No es de extrañar, que el señor Marte viene de ese tipo de conducta, basado en la dádiva, una política impuesta desde el régimen del dictador Trujillo.
Este tema seguirá en el tapete por muchos ratos, pues de los 32 senadores solo 3 han renunciado al mencionado barrilito, entonces habrá que insistir hasta que la clase política actual entienda que la vieja práctica partidaria eran hechos repulsivos y bochornosos, y quienes votaron por el cambio no se lo van a tolerar.