Ante un escenario complejo

Ante un escenario complejo

Ante un escenario complejo

Daris Javier Cuevas, columnista en el periódico El Día.

A escala global, la economía sigue experimentando episodios inflacionarios sin precedentes en el presente siglo XXI, cuyas previsiones para el resto del 2022 y todo el 2023 serán funestas para los consumidores, lo cual es más preocupante en el caso de finales del 2022 donde ya se proyecta una inflación promedio de 7,4%. Sin lugar a dudas, se asiste a niveles de inflación de alto riesgos para la economía si se parte de la posibilidad que se recurra a un endurecimiento mucho mayor de la política monetaria.

En virtud de que la situación inflacionaria predominante supera a décadas difíciles del pasado reciente y que impacta de manera directa en la adquisición de alimentos, vivienda, todos los servicios y empuja a la población a niveles de pobreza, pese a que los bancos centrales han actuado de manera rápida para neutralizar las expectativas de inflación. Se trata de que la credibilidad y efectividad están siendo perjudicada si en el corto plazo no se frena la ola inflacionaria predominante ya que tal situación puede conducir a la adopción de ajustes dolorosos e indeseables.

Cuando ya se creía que la crisis económica entraba en una fase de recuperación plena, fruto del control de la pandemia, en lo inmediato surge el brote inflacionario de una manera descontrolada y en poco tiempo se ha convertido en un grave problema macroeconómico. En lo inmediato, las autoridades monetarias expresaron de que se trataba de algo pasajero, sin embargo, desde las economías desarrolladas se observaba que los bancos centrales iniciaron un endurecimiento poco usual de su política monetaria con el objetivo fundamental de contrarrestar las embestidas de la inflación.

En lo inmediato se buscaron múltiples interpretaciones de las causales de la inflación y todo parecía indicar que este fenómeno era fruto de una combinación de la crisis sanitaria vinculada con un shock de oferta, a lo que se adicionaba el conflicto bélico Rusia-ucrania, por lo que las medidas a tomar convencieron a las autoridades monetarias de que la presión inflación descendería en el corto plazo. No obstante, cuando se observó que tres de los bancos centrales del mundo, USA, Canadá e Inglaterra, aumentaban su tasa de política de manera rápida, entonces, la señal era que la inflación iba para largo y que la política monetaria había que endurecerla.

La decisión de endurecimiento de la política monetaria por parte de los bancos centrales ha abierto otra ventana para la expansión de la inflación y es que dichas medidas han derivado en un incremento espeluznante de las tasas de interés en términos reales y de la deuda pública, por el lado de los bonos soberanos.  A pesar de esa tormentosa realidad, en los bancos centrales predomina el criterio de que fortificar la política monetaria crea las condiciones financieras de una manera satisfactoria para frenar la inflación y hacerla cónsona con los niveles de meta de inflación.

Pero, a la Luz de la razón, lo que está en curso e irrefutable, es que la dimensión de los niveles inflacionarios ha sorprendido a los diferentes bancos centrales del mundo, al igual que los mercados, y más bien lo que se ha construido es un escenario futuro de grandes incertidumbres.  Pues la inflación podría ceder en cifras insignificantes, los precios de los bienes de consumo masivo y la energía continuaran su inclinación ascendente e indetenible, acompañada de mayores riesgos.

Es muy cierto que el fenómeno inflacionario no ocurre y reside de manera exclusiva en un determinado país, al tiempo de que ya el costo de la vida se ha incrementado a escala planetaria como fenómeno con efectos económicos devastadores. Sin embargo, la ola inflacionaria predominante está explicada en una alta proporción por factores comunes para los países, tales como las dificultades en la cadena de suministro, los efectos de la inmensa masa monetaria inducida por los bancos centrales, los estímulos fiscales para desarticular los efectos de la pandemia, el incremento de los precios de la energía, el incremento de los precios de los alimentos y los problemas propios de cada país.

En general, el mundo está transitando por una peligrosa situación inflacionaria que de manera firme se ha convertido en la principal preocupación para la economía global y donde esta no cede ni un ápice. Y esto ocurre porque el epicentro de este flagelo se ha originado en las economías más importante, razón por la cual su solución está en función de lo que ocurra en el entorno internacional, lo cual ha permitido arribar a la conclusión de este fenómeno estará presente hasta finales del 2024, por lo que corresponde a cada gobierno ser creativo y sagaz, ante un escenario de complejidades.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD

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