Desde hace años venimos haciendo campañas en defensa de los animales maltratados y golpeados de manera abusiva y despiadada, como los perros y caballos que arrastran pesadas carretas y nadie se conduele de ellos.
Siento tanto dolor cuando veo que golpean con foetes, palos y hasta alambre eléctrico a caballos que no pueden soportar la pesada carga que ponen sobre ellos o que tienen que arrastrar. Duele comprobar que sus dueños o conductores no sienten por esos animales ni una gota de piedad y los obligan a trabajar desde la madrugada hasta horas de la noche sin proporcionarles agua ni comida.
Cuando algunos de ellos caen moribundos en la vía pública sus verdugos los acaban de matar a palos o clavándoles puñales en diferentes partes del cuerpo.
Hace algunos años dos jóvenes agarraron a un gato vivo, lo levantaron y poco a poco le fueron quitando la piel con afiladas navajas. Espero que Dios los haya perdonado, porque yo no puedo.
Aunque usted no lo crea, hay sádicos iguales o peores en los mataderos de nuestro país. Muchos de ellos sienten morboso placer parándose delante de una vaca viva o cualquier otro animal y clavarle un puñal en los ojos, cortarle el rabo, las orejas y la lengua con la única finalidad de verlo sufrir.
Los animales lloran, sufren y se deprimen como nosotros, se cansan, se enferman y sienten tanto dolor y miedo como nosotros.
En nuestro país ya fueron aprobadas leyes para la protección de los animales, ahora falta la intervención del Ministerio de Salud Pública o a quien corresponda para hacerlas cumplir con el auxilio de los militares.
Esperamos que los culpables por indolentes y sádicos sean multados de manera ejemplar y llevados a la cárcel como en los Estados Unidos.
Maestro, educador: los animales maltratados y golpeados de manera abusiva y despiadada como los perros y caballos que arrastran pesadas carretas no pueden hablar, no se pueden quejar. En las aulas, delante de los niños, hablen por ellos.
Reconocimiento a la fundación Padela de Santo Domingo, doctora Jisell Santos, presidenta de la Fundación Animales en Peligro de Santiago, y Marilyn Lois Liranzo, de Protección Animal de la Procuraduría General de la República. ¡Gracias a Dios hay excepciones!