SANTO DOMINGO.-La tarde del pasado sábado 24, cuando Ángelo Santana asesinó a seis personas, cumplió tres días corridos consumiendo alcohol, de acuerdo a versiones de vecinos.
La noche del viernes estuvo hasta tarde en casa de Rafael Américo, donde hay un pequeño colmado en el que acostumbraba pasar rato compartiendo con las personas que viven ahí, y al despedirse, Américo le dio una última cerveza.
En esa misma casa, su hijo, de unos diez años, también iba con regularidad a jugar con otro niño. Según cuenta Américo, siempre le decía relajando al hijo de Ángelo que compre y gaste dinero porque su papa tenía mucho.
Al otro día Américo fue uno de los heridos impactado con dos disparos, uno en cada brazo.
El día que cometió la matanza estuvo en casa de su padre, ubicada al lado de una banca de loterías y un negocio de venta de electrodomésticos y diferentes artículos, a pocos metros de donde residía.
La empleada de la banca explicó a EL DÍA que Ángelo salió de la casa de su padre con una funda y se fue a su casa, y como de costumbre saludaba a todos en el camino. A escasos minutos de haber llegado a la casa comenzaron a escucharse disparos, lo que provocó que los vecinos fueran a ver qué sucedía.
Algunos creyeron que se trataba de una persecución a un ladrón, y así lo gritaban, “un ladrón”, cuando vieron que el victimario salió con la pistola en la mano y disparando.
Seis personas murieron como consecuencia de esta acción y otras nueve resultaron que heridas de bala.
El pasado lunes fueron velados y sepultados los fallecidos en sus diferentes comunidades, mientras que los heridos y los vecinos siguen sin entender lo ocurrido.
Tragedia en Higüey
—1— Temor
Algunos vecinos en el barrio 21 de Enero se niegan a hablar de lo que sucedió la tarde del sábado.
—2— Triteza
Otros lloran al contar cómo ocurrió ese día en el sector.