Andando detrás de la historia

Todas las sociedades tienen héroes anónimos del pasado y el presente, los que en muchos casos pasan totalmente desapercibidos, incluso para aquellos por los que lucharon denodadamente.

Y todo indica que los pueblos olvidan con mucha frecuencia a aquellos que de una u otra manera lo dieron todo por su bienestar.

Un ejemplo reciente es el del aguerrido combatiente Gregorio Urbano Gilbert, quien durante años fue ignorado por todos, incluso algunos historiadores lo calificaron como “gavillero”, una forma despectiva y degradante, con el objetivo de colocarlo como un asaltante vulgar.

Después de más de casi un siglo, hace unos días su memoria, por fin, fue rescatada, al declararlo Héroe Nacional.
En la política dominicana es común realzar falsos valores, es tan así, que si se analizara la historia, hay un sinnúmero de “héroes” y “ciudadanos distinguidos” que no aportaron nada o muy poco a favor de la sociedad, que son reconocidos con la designación de vías públicas y en edificaciones.

Uno de los casos que se ha subvalorado en los deportes lo vemos en Juan Ulises García Saleta, conocido por todos como “Wiche”, quien ha sido uno de los dirigentes dominicanos más consagrados en favor de esa actividad.
Sin embargo, no ha recibido ni un ápice del reconocimiento que se merece, ni siquiera por los propios dirigentes del ente que presidió por muchos años.

Ahí cabe a la perfección el dicho: “somos así y así somos”, pero como sociedad, tenemos que dar un giro de 180 grados.

No podemos continuar aupando los antivalores, porque entonces habrá que tomar al dedillo las palabras del patricio JuanPablo Duarte: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán víctimas de sus maquinaciones”.