El poeta brasileño Mário Quintana aseguró que “los verdaderos analfabetos son los que aprendieron a leer, y no leen”.
No basta con tener habilidades y destrezas básicas para leer, escribir y comprender textos elementales y demostrar la comprensión de aspectos esenciales de matemáticas, a fin de salir del mundo de los iletrados; también se requiere ser una persona buena.
Alguien que se comporte socialmente de manera inadecuada, aunque domine la lecto-escritura, sigue siendo una persona analfabeta de la vida.