“La senda de la virtud es muy estrecha y el camino del vicio, ancho y espacioso”, observó el escritor español Miguel de Cervantes Saavedra.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama, pudiendo llevar a un estado de tristeza.
Claro, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los seres humanos; pero quienes no practican las virtudes se vuelven como animales.