Ya es un hecho que Joe Biden se ha convertido en el 46º presidente de EE. UU, lo que en su interpretación es que “La democracia ha ganado”.
Para demostrar su interés por respeto y apego a la democracia, Biden enfatizó en que “debemos abandonar la cultura donde los hechos se falsean y manipulan”, por tal razón en lo inmediato ya ha firmado sendas órdenes ejecutivas para revertir las tormentosas medidas de la Administración Trump.
Dentro de las decisiones adoptadas por el presidente Biden, múltiples de las mismas impactan en la dinámica de América Latina y que sus resultados serán en lo inmediato y que desactivan la intensidad con que fueron concebidas por su antecesor.
En efecto, dentro de las ordenes-decretos relevantes para la región de América latina se destacan la de reorientar la política de migración por razones económica, suspensión inmediata de la construcción del muro con México, conceder la ciudadanía a 11 millones de irregulares, y garantizar la justicia racial y el respeto a las minorías.
Como notable para América Latina, en cuanto a derechos humanos, es que el presidente Biden retoma la protección de más de 690 mil de los denominados dreamers o jóvenes soñadores acogidos por el programa DACA, el cual procura evitar la deportación brutal de los mismos por su condición migratoria irregular.
El objetivo fundamental es la regularización de esos 11 millones de irregulares que permanecen en USA en situaciones muy desfavorable y que la administración Trump pretendió lanzarlos como si fueran invasores, actitud que fue rechazada por el tribunal supremo de EE.UU.
Otras decisiones que de manera directa e indirecta resultarán vinculante con la región latinoamericana es el regreso a la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya derivación significativa es que se trata de una pandemia que ha puesto de rodillas al globo terráqueo, y también el Acuerdo del Clima de París, corrigiendo así el aislacionismo al que Trump sometió a los EE.UU.
En virtud de que la administración Trump nunca definió una clara política para América Latina y, dado que Biden como Senador y vicepresidente, ha cultivado excelentes relaciones con los líderes de la región hasta el punto de que ayudó a convencer al congreso estadounidense de que aprobara un paquete de ayuda de 750 millones de dólares para Latinoamérica, por lo que se espera que esta sea parte de la agenda del nuevo presidente de USA.
Es indudable que como presidente de los EE. UU, Joe Biden, enfrenta grandes retos para recuperar la economía de ese país, comenzando de cómo gestionar la crisis del coronavirus, cuyas cifras ya superan los 400.000 fallecidos, lo que implica alrededor de un resultado de letalidad de 3, 000 fallecidos por día y una media de 200,000 nuevos casos de contagios, lo que obliga a redefinir el combate a la pandemia como prioridad.
En adición, la pandemia ha sido demoledora para la economía empujadola hacia una recesión de alto riesgo, en tanto que la presencia del coronavirus ha disparado el déficit presupuestario a un nivel histórico en 2020 tras los gastos para contener el impacto económico de la pandemia, y que supera los 3 billones de dólares, un récord sin precedentes.
Ese cuadro tétrico del panorama economico y el de la salud va a dominar la agenda del presidente Biden ya que este ha sostenido en múltiples ocasiones, con mucha razón, que: «no puedes manejar una crisis económica mientras no hayas derrotado la pandemia». En tal virtud, se puede aseverar que gran parte de los esfuerzos de los primeros meses de Joe Biden en la Casa Blanca estarán dirigidos a mitigar la devastación social y económica provocada por la pandemia de covid-19.
A la Luz de la razón, y más allá de la emergencia sanitaria, el presidente Biden tendrá que ingeniárselas para conseguir el apoyo político necesario que le permita sacar adelante iniciativas de su programa económico como la creación de más empleos, el apoyo a la industria nacional y el desarrollo tecnológico, o la inversión en energías renovables, a su vez, también como manejarse con una deuda pública que creció por el orden de los 26,9 billones de dólares en el ejercicio fiscal 2020 que terminó en septiembre.
En definitiva, en la agenda de la nueva administración Biden, la prioridad es superar el malestar que destroza a este país, la situación comercial con China, por lo que la ilusión de cooperación y desarrollo hacia América latina estarán detrás de esas prioridades norteamericana.