Santo Domingo.-Es la primera vez que una coreógrafa clásica es tomada en cuenta para poner bajo sus hombros la coreografía del premio Soberano, un evento que se destaca por sus segmentos tropicales, lo que lo convierte en un ceremonial de arte popular.
Ella es la profesora y coreógrafa Alina Abreu, quien ve esta nueva responsabilidad en su carrera como una oportunidad para exponer su trabajo y dejar ver que lo clásico en algún momento también se vuelve popular, porque a su entender todo lo que está en un escenario es arte.
Hablando para EL DÍA, Abreu dijo que el 18 de marzo, cuando se celebre el Soberano 2014, ella tendrá en escena 42 bailarines, a los que está preparando para que salgan en todos los musicales del premio y expresen su arte en la plataforma que esa noche concita la atención de todos los dominicanos.
“Me sorprendí cuando me llamaron, porque nunca habían pensado en una gente que estuviera tan ligada a lo clásico, porque aunque he montado algunas cosas populares a uno lo conocen más por lo clásico. Pero estamos preparando a estos muchachos para que se vean impresionantes en escena, voy a dejar allí sentado que el arte no tiene que ver con con lo clásico o popular, el arte es arte en todo el sentido de la palabra”, dijo Abreu.
Temor de los clásicos
Dijo que en muchas ocasiones los clásicos muestran pesar cuando dicen que sus montajes no venden mucho.
“Pero me he dado cuenta de que lo que pasa es que no están expuestos a que todo público lo vea”.
Recordó que presentó en la plaza España “El lago de los cisnes”, y llegó gente de todos los estratos sociales y fue sorprendente ver el comportamiento de ese público, que todo el tiempo estuvo callado, como si estuvieran en una sala como la del Teatro Nacional.
Indicó que para lograr un buen trabajo está trabajando todas las técnicas y poniendo a los bailarines digeribles para todo público.
Los bailarines
Para Alina Abreu no fue fácil escoger a los bailarines que llegaron por medio de un casting. Ella cuenta que fueron muchachos de todas partes, pero que todos estaban bien preparados, porque venían de los concursos que se están realizando en los programas de televisión.
“Los programas no saben el bien que están haciendo a esos muchachos bailarines, que antes no se atrevían a llegar a una escuela de ballet.
Ahora ellos montan sus producciones para televisión y se exponen a que el país los vea, y es de ahí donde los coreógrafos los ven y los llaman para sus grandes eventos.