Alianzas políticas y neoliberalismo

Alianzas políticas y neoliberalismo

Alianzas políticas y neoliberalismo

José M. Félix, economista

Lo que va a estar en juego en estas próximas elecciones no es la continuidad del capitalismo sino del neoliberalismo.  Ese modelo que desde hace más de 30 años se nos ha impuesto de manera silenciosa y gradual pero constante. El mismo que ha provocado un incremento singular del producto pero a costa de una escalada peligrosa de la deuda pública, de una inequidad social rampante, de salarios de hambre y niveles de desempleo y subempleo vergonzosos.

Que empezó con los ajustes impuestos tras el acuerdo con el FMI en el gobierno del PRD 1982-86, siguió con la apertura comercial y reforma arancelaria de Balaguer y otras desregulaciones de la economía, para continuar con las privatizaciones y mas desregulaciones que se realizaron durante el gobierno de Leonel Fernández y que continuaron aplicándose en el de Hipólito Mejía y el PRD. Prosiguió profundizándose luego en los siguientes períodos peledeístas, aunque ya bastante gastado, sin que pudiera el “maquillaje” aplicado por el gobierno de Danilo Medina, evitar el visible agotamiento en que hoy se encuentra.

Si bien aun no se ha reflejado en una crisis económica como tal (el continuo endeudamiento y la entrada de remesas no lo han permitido) sentimientos de desaliento e indignación han invadido a gran parte de la población, sobre todo a jóvenes y mujeres.

Sin embargo ninguna de las agrupaciones políticas ha planteado un programa antineoliberal de forma clara y palmaria para las próximas elecciones. Un programa en el cual se plantee una verdadera reforma agraria, que impulse una industrialización de sustitución de importaciones basada en una plataforma técnica-científica, que compele al sector financiero a sacar sus manos de la salud y las pensiones. Que además audite la deuda pública y convoque a una constituyente para introducir las reformas políticas y económicas necesarias para modernizar el Estado y despojar al capitalismo criollo de su carácter eminenterentista.

¿Que agrupaciones políticas enarbolarían un programa antineoliberal que se presente como una opción progresista y de verdadero cambio ante la población votante?.  Sin una diferenciación ideológica clara ¿sobre qué bases se harían las alianzas si las hubiera?

Se nos ocurre preguntar: ¿en estas elecciones debería la centroizquierda constituir alianza electoral con el PRM?. ¿Debería producirse una alianza de toda la oposición o solo de coaliciones parciales y afines?. por ejemplo, ¿AP, APD, OD más las agrupaciones y movimientos populares y de izquierda por un lado y el PRM, PRSC y los demás por el otro?  Alguien me dirá que eso va a depender de cual sería el objetivo de esa alianza.  Si este fuera solo de salir del Peledeato gobernante y luego repartirse el pastel, bastaría con solo una que agrupe todo el espectro opositor con el PRM a la cabeza.  Si en cambio de lo que se trata, primordialmente, es de ganar mayoría en el congreso aunque no se logre ganar la presidencia para desde allí forzar los cambios, entonces una alianza con base programática de coaliciones parciales sería necesaria.  Pero si lo que se pretende es participar en las elecciones para crear conciencia política y diferenciarse del “más de lo mismo” con un programa propio para ganar escaños en el congreso, alcaldías y regidurías, entonces la izquierda y la centroizquierda participaría sin alianzas con la derecha o la centroderecha.

Resulta muy interesante observar lo que ocurre en países de la región donde se  celebrarán elecciones este año. Lo primero que nos salta a la vista es comprobar como el factor doctrinario-ideológico juega un papel primordial a la hora de hacerse las alianzas políticas.

Está el caso de Méjico {elecciones 1 de julio} la derecha {PRI, PVEM, PANAL}, la centro derecha {PAN, PRD} y la izquierda y la centro izquierda [MORENA, PT, PES} han formado coaliciones entre agrupaciones afines ideológicamente con programas diferenciados entre sí.

En Colombia {elecciones 19 mayo} Gustavo Petro e Iván Duque buscarán la presidencia de ese país, el primero intentará en primera vuelta lograr el apoyo de la coalición de izquierda y centroizquierda y el segundo la de la derecha Uribista y la centroderecha.

En Paraguay {elecciones 22 Abril} la izquierda democrática representada en la alianza del Partido Liberal y el Frente Guasu del ex presidente Fernando Lugo, enfrentará al candidato del partido gobernante de derecha. Brasil y Venezuela también tendrán elecciones este año.  En ambos países existe un evidente enfrentamiento entre neoliberales y progresistas.

Se hace imprescindible que las organizaciones políticas progresistas den a conocer al país el programa político a ser ejecutado de alcanzar el poder en las elecciones del 2020. Una especie de guía practica e ideologica a la vez, que se identifique con los más sentidos anhelos populares y se diferencie notoriamente de aquellos partidos tradicionales {PLD, PRM, PRD, PRSC} y neoliberales, dentro de los cuales los sectores mayoritarios y marginados no encuentran ya respuestas a los graves problemas estructurales que les ha dejado el consenso de Washington.  Partidos cuyo secular comportamiento  ha sido siempre el de sacrificar los intereses del pueblo por otros de carácter grupal, individual y también foráneos.

Se hace evidente que también ese programa deberá tener un carácter antiimperialista, de solidaridad con los pueblos hermanos, de defensa de la soberanía nacional y de nuestros recursos naturales estratégicos.  De esta manera se estaría en condiciones de formar una coalición política con capacidad de hacer alianzas tácticas y estratégicas con el resto de las fuerzas políticas.

Aunque de hecho sabemos que existen acuerdos entre los principales partidos de oposición en términos de luchar juntos por un proceso electoral lo más transparente y equitativo posible, por una nueva ley electoral y de partidos políticos, será necesario la conformación de coaliciones y alianzas programáticas lo suficientemente fuertes y aglutinadoras entre los partidos y las organizaciones populales y campesinas, que obligue a la celebración de una segunda vuelta donde se lograría finalmente desplazar al Peledeato y a sus veinte años de gobierno neoliberal.